El Museo Nacional de Irak ha vuelto a abrir las puertas que permanecían cerradas desde la invasión de Estados Unidos en el 2003. Esta buena noticia puede servir para potenciar un poco el turismo en este país asiático, si bien es cierto que a día de hoy es uno de los más peligrosos para viajar. El encanto de ver como ha quedado todo tras una guerra tan cruel puede tener sus puntos buenos y malos. Las cifras de turistas en estos próximos años dirán hacia donde se decanta la balanza.
Por desgracia, la gran cantidad de saqueos, robos y destrozos que se produjeron durante la guerra han reducido la cantidad de piezas de 15.000 a 6.000. Esta pérdida de patrimonio cultural e histórico ha sido muy lamentada por todos los ciudadanos del país, aunque todavía se tiene esperanzas en recuperar gran cantidad de estas reliquias perdidas.
Nuri al Maliki, primer ministro del Gobierno iraquí, ha hecho un llamamiento a un gran grupo de científicos y arqueólogos para que se pongan a trabajar de nuevo en una zona que se estaba excavando para encontrar nuevas piezas importantes para la historia del país. No será fácil arrancar de nuevo pero la obligación es la de seguir escribiendo una nueva página en la historia de Irak.