Hoy nos vamos hasta la provincia de Castellón para hablarte de Vilafamés, un pueblo de apenas 2.000 habitantes que bien merece una visita de todo turista que se acerca a conocer las maravillas rurales de la Comunidad Valenciana.
Está a solo 25 kilómetros de Castellón de la Plana, entre las montañas del interior y las playas de la costa. Eso le permite ser un lugar muy tranquilo al que más de uno acude con la intención de desconectar.
Qué ver en Vilafamés
Uno de los principales atractivos de este municipio de la comarca de la Plana Alta es su castillo, que como no podía ser de otra forma fue construido en el punto más elevado. Es de origen árabe y fue conquistado por Jaume I, al tiempo que sufrió los achaques de las guerras carlistas. Tiene muralla y se conserva bastante bien. De hecho, en una de las laderas hay pinturas rupestres que se pueden contemplar con todo lujo de detalles.
En la calle más importante de Vilafamés descansa la Roca Grossa, una roca enorme de más de 2.000 toneladas que da la sensación de que en cualquier momento se puede caer, ya que está asentada en una posición bastante inclinada que hace que no te confíes cada vez que pasas por su lado.
Una de las actividades más recomendables es la de visitar una bodega para disfrutar de una cata de vinos. Seguramente el mejor de todos sea el vino Magnánimus, un vino de autor de gran calidad elaborado por Bodegas y Viñedos Mayo García.
Por último, también es muy buena idea ir al Museo de Arte Contemporáneo de Vilafamés, ya que cuenta con unas 500 obras de pintura y escultura. Además, tiene la suerte de estar en un palacio gótico valenciano llamado Palau del Batlle que tiene mucho encanto.
La vida tradicional se muestra en Vilafamés 1900
En Vilafamés no solo puedes volver al pasado recorriendo sus pintorescas calles, sino que también puedes hacerlo visitando un festival que se llama Vilafamés 1900. Se celebra desde hace unos 15 años y es una muestra de vida tradicional que te transporta al siglo XIX.
Normalmente tiene lugar a finales de abril y principios de mayo. Se exhiben paradas de todo tipo representando oficios y actividades, algo que se puede ver paseando por la calle o accediendo a casas privadas que se preparan para la ocasión.
Hay exposiciones, una ronda de ‘Quintos’ por las calles del casco antiguo, la representación de una boda, cucañas para niños, música y bailes tradicionales, la simulación de una corrida de toros… En definitiva, aburrirse es imposible y tampoco pasas hambre, ya que en el algunos puestecitos venden dulces y pastelería salada.
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