Aunque es el más pequeño de los países bálticos, Estonia, hace que su presencia se note en la región gracias a sus hermosos pueblos costeros y a los verdes bosques que la forman. En Estonia, podrás descubrir muchas joyas culturales y naturales que harán tu viaje inolvidable. Su capital cosmopolita, toma fuerza en medio del esplendor medieval. Tallin, la joya de la corona de Estonia, está formada por calles empedradas y unas reformadas viviendas del siglo XIV.
Decenas de cafés y restaurantes te permitirán descansar un rato, después de haber visitado las iglesias y las ruinas más históricas de la zona. Por la noche, elegantes salones y clubes te ofrecerán una visión más intensa del lado más sexy de la ciudad. Algunos visitantes deciden quedarse durante todas sus vacaciones en Tallin, pero fuera de la capital, en un paisaje bucólico se esconden numerosas atracciones.
El Parque Nacional Lahemaa, situado en el noreste de Estonia, te permitirá disfrutar de frondosos bosques en los que podrás darte unos preciosos paseos por la costa. Al sur, está el centro espiritual y cosmopolita de Estonia, Tartu. Se caracteriza por su ambiente relajado y sus encantadoras pistas de esquí. Más al oeste se encuentra la mayor isla de Estonia, Saaremaa y en ella los pueblos de Angla, Karja, Triigi & Tuhkana, donde los molinos de viento, los faros, las playas vírgenes y las ruinas medievales, te transportarán a otro tiempo.
Durante tu viaje a Estonia podrás realizar un montón de actividades, como por ejemplo: caminatas por senderos boscosos, montar a caballo a lo largo de la costa, excursiones para la observación de aves, esquí de fondo en invierno y nadar en lagos de aguas cristalinas y ríos en verano.