En el mundo hay unos cuantos hoteles de hielo que, como su nombre indica, son de hielo. Está claro que no es un alojamiento perfecto para encontrar calidez, pero lo cierto es que es muy original y al menos pasar una noche en él será toda una experiencia. Hoy me gustaría hablarte del Hotel de Hielo de Québec, en Canadá, que funciona únicamente durante la temporada invernal y que es el más famoso de todos los que hay de este tipo en todo el mundo.
El Ice Hotel es uno de los catalogados como “hoteles raros”, algo obvio al estar hecho de hielo. Está junto a la villa de Sante Catherine de la Jacques Cartier, en un condado del mismo nombre que pertenece a Québec. Es el único hotel de hielo que hay en América ya que lo normal es que estén en el norte de Europa. Una maravilla de la arquitectura que está totalmente construida con capas de hielo, así que para alojarte aquí es imprescindible que te guste el frío.
Las habitaciones también están hechas totalmente de hielo, tanto las paredes como la cama, que llevan fuertes bloques de hielo para que el descanso sea frío pero cómodo. Suele estar abierto más o menos de diciembre a marzo, aunque eso depende de cuándo empiece a nevar y cuándo termine el frío ya que luego comienza a derretirse, lo que también es un espectáculo. Se inauguró en el año 2001 y se tardan unas 5 semanas en construirlo cada año, para lo que se utilizan incontables toneladas de hielo.
A pesar de que el hielo sea frío tanto de temperatura como de aspecto, lo cierto es que su decoración es muy original y colorida, teniendo iluminación de diferentes colores para conseguir un ambiente cálido dentro de lo posible. La decoración en las habitaciones son obras de arte talladas en hielo, además de muebles y objetos decorativos muy detallistas. Hay 36 habitaciones y el precio medio es de unos 350 dólares por noche.
El hotel cuenta también con una capilla, un pub que tiene muchísimo ambiente por las noches y una discoteca en la que poder entrar en calor echándote unos bailes. Todas las bebidas se sirven, claro está, en vasos de hielo. Las instalaciones se completan con un pequeño espacio para la relajación en el que hay una sauna. Una experiencia única que seguro que merece la pena probar al menos una vez en la vida.