Vamos a terminar la semana conociendo un lugar que ha llamado muchísimo nuestra atención y que seguro que también llama la vuestra. Se trata de un restaurante situado en Londres que se encuentra dentro de una cárcel. Sin embargo, esto no es lo único que convierte al local gastronómico en especial. Y es que está gestionado y atendido por un grupo de presos. ¡Sí! ¡Sí! ¡Tal y como lo estás leyendo!
El restaurante The Clink, que acaba de cumplir un año en funcionamiento, está teniendo muchísimo éxito e, incluso, ha recibido una alta cualificación en el portal TripAdvisor, web que se encarga de elaborar listas de los mejores lugares del mundo a partir de la opinión de los usuarios. ¿Quieres conocer más detalles sobre este curioso restaurante? ¡Pues no te pierdas nada de lo que te contamos a continuación!
Un restaurante de alta cocina
Desde que abriera sus puertas, The Clink, situado en el interior de la cárcel de Brixton, al sur de Londres, ha querido parecerse lo máximo posible a un restaurante de alta cocina y lo cierto es que lo ha conseguido con creces. Cuenta con la aprobación de los críticos gastronómicos y, lo mejor de todo, de los comensales.
Facilitar la reinserción de los presos
Se trata del tercer restaurante situado dentro de una cárcel en el Reino Unido. Tanto The Clink como los otros dos locales, ubicados en las prisiones de Surrey y Cardiff, están dirigidos por The Clink Charity, una organización benéfica que pretende facilitar la reinserción de los presos en el área de la restauración una vez salgan de la cárcel a través del programa Clink’s Five Step Programme. Se trata de educarles y ofrecerles las habilidades y herramientas adecuadas para que tengan un empleo cuando estén en libertad. Lo mejor de todo es que la iniciativa cuenta con el apoyo de prestigiosos chefs, como Giorgio Locatelli y Antonio Carluccio.
Aunque pueda parecer difícil de creer, en el restaurante trabajan presos reales. En total, participan 24 presos anuales, todos ellos a punto de finalizar su condena. El objetivo está muy claro: reducir los casos de reincidencia. Y lo cierto es que funciona, ya que de los 88 presos que en 2012 pasaron por el programa Clink solo uno reincidió.
Nada de alcohol, levadura y móviles
El servicio que los presos ofrecen en The Clink Restaurant es de alta calidad. Eso sí, hay que tener en cuenta que hay varias cosas que están prohibidas en el local. Por ejemplo, no encontrarás alcohol ni levadura en sus bebidas y platos. Tampoco están permitidos los móviles. Para asegurarse de que no entras los teléfonos contigo, pueden proceder a registrarte. Por si no fueran suficientes estas medidas de seguridad, para reservar una mesa es necesario completar un formulario online y pasar por una criba. De esta manera, se intenta evitar que los familiares o los amigos de los presos puedan entrar en el restaurante. Otro dato curioso y, a la vez, bastante lógico, es que los cubiertos son de plástico.
Alrededor de 30 euros
Los presos, a los que no se les permite comer en el restaurante, cobran 12 libras a la semana. Además, hay que tener en cuenta que todos ellos están en la cárcel por delitos menores y, por supuesto, se presentan al programa de forma voluntaria. En cuanto al precio, una comida de tres platos y café cuesta alrededor de 30 euros. No está nada mal para tratarse de una experiencia única con la que se hace una labor benéfica. Además, el local, con paredes de pizarra, es de lo más cool y tiene capacidad para 120 comensales.