Parece una contradicción decir que el invierno es un buen momento para viajar a Reikiavik, la capital de Islandia, dadas las temperaturas extremas que registra en esta época del año. Sin embargo, es una ciudad preparada para el frío, que tiene muchas cosas que ofrecer también ahora, como sus muchas piscinas de agua termal.
Bien pertrechados para luchar contra las bajas temperaturas, la maravillosa naturaleza de Islandia es otro de los motivos por los que merece la pena viajar hasta Reikiavik. Eso sin contar que, en invierno, podréis contemplar la aurora boreal, que tiñe el firmamento de espectaculares destellos de color verde. Toda una experiencia.
Piscinas termales para el relax
Reikiavik se localiza al sudeste de la isla, y es la capital más septentrional de Europa. Un destino que suele asustar a los turistas, debido a las gélidas temperaturas invernales. Sin embargo, si vencéis esos temores y os atrevéis a conocerla en esta época del año, descubriréis auténticos tesoros.
Como sus más de 126 piscinas públicas de aguas termales en las que relajarse y combatir el frío. Son, además, muy saludables para el organismo, por lo que disfrutar de cualquiera de ellas es obligado. Así que no olvidéis meter el traje de baño en la maleta. Si os gusta la experiencia termal, a unos 47 kilómetros de Reikiavik está la Laguna Azul, un balneario en pleno Ártico del que ya os hablamos en este blog.
Una ciudad viva
La ciudad de Reikiavik es animada y bulliciosa, ya que aproximadamente la mitad de la población de Islandia vive en ella. Entre los monumentos más destacados que no podéis perderos está la iglesia de Hallsgrimkirkja, el Museo Nacional (que repasa la historia completa del país) y la Casa de la Cultura (donde podréis aprender todos los mitos y leyendas islandeses).