Cuando planeamos una escapadita por alguna ciudad europea, siempre nos vienen a la mente las mismas ciudades: Londres, París, Roma, Ámsterdam… Sin embargo, el viejo continente cuenta con un montón de rincones maravillosos por descubrir.
Uno de esas ciudades que merece la pena conocer, más allá de los clásicos destinos turísticos, es Viena, la capital de Austria. Aunque lo mejor sería poder contar con una semana para poder ver todo lo que ofrece la ciudad con tranquilidad, sabemos que lo más seguro es que cuentes con un par o tres de días, así que vamos a facilitarte las cosas recomendándote algunas cosas qué ver en la capital austriaca.
Ópera de Viena
Lógicamente, tenemos que comenzar hablando de la Ópera de Viena, uno de los símbolos más importantes de la ciudad. Como sabes, la capital de Austria está íntimamente ligada a la música clásica. De hecho, en las calles del casco antiguo es muy común encontrarse músicos, referencias a grandes compositores, placas conmemorativas, estatuas con sus figuras… Si quieres asistir a una representación, deberás comprar las entradas con mucha antelación. Si no, siempre puedes hacer una visita guiada.
La Catedral de San Esteban y el centro histórico
Otra visita obligatoria será al centro histórico de la ciudad, reconocido como Patrimonio de la Humanidad en 2002. Allí encontrarás la Catedral de San Esteban, un edificio que data del siglo XIV.
Palacios
En Viena también encontrarás múltiples palacios que merece la pena visitar, como el Palacio Imperio de Hofburg, donde se puede visitar el museo de la emperatriz Sisí; el Palacio de Schönbrunn, un imponente palacio utilizado tradicionalmente como residencia de verano por diferentes familias reales; o el Palacio de Belvedere, que alberga tres museos: la Galería de Arte Austriaco, el Museo de Arte Barroco y el Museo de Arte Medieval.
Otros lugares que merece la pena visitar
Además de todo lo anterior, te recomendamos visitar el complejo de edificios Hundertwasserhaus, que rompe totalmente con el estilo imperialista de la ciudad; la calle Ringstrasse, que alberga alguno de los edificios más importantes de la ciudad; la iglesia de San Carlos Borromeo, considerada una obra maestra del eclecticismo barroco; el parque Wiener Prater; el río Danubio; y, por último, el Museo Albertina.