Marbella es una de las ciudades españolas más conocidas en el extranjero, principalmente gracias al glamur de muchos de sus visitantes y habitantes en los últimos años. Es también el punto turístico más importante de la Costa del Sol y tiene unos cinco meses al año de sol asegurado, aunque por norma general durante todo el año el clima es muy agradable. A pesar de su enorme popularidad no se ha “descarrilado” y conserva el encanto de toda ciudad andaluza con un montón de casas blancas, principalmente en el centro de la ciudad.
En el casco antiguo puedes encontrar bonitos lugares por los que callejear como la Plaza de los Naranjos (aquí es imprescindible sentarte a tomar un helado o un loquesea en alguna de sus terrazas). En esta zona encontrarás un montón de tiendas típicas, sobre todo de artesanía. Es curioso el contraste entre las tiendas pequeñas de toda la vida y los grandes lujos de los grandes diseñadores. Por la noche hay mucha marcha y el mejor plan es reservar una cenita en cualquier restaurante (si está en la zona marítima mucho mejor), ir a una obra de teatro y luego tomarte una copa en algún pub.
Pero si algo tiene éxito en Marbella son sus playas, principalmente las de El Fuerte y El Fontanilla, que están en pleno centro de la ciudad y con un estupendo Paseo Marítimo que las recorre de cabo a rabo y donde encontrarás un montón de bares y tiendas para cualquier cosa que necesites. Las playas, de arena fina, son larguísimas y tienen hamacas, sombrillas y todo lo que puedas necesitar para un maravilloso día al sol. Allí se hacen las típicas figuras gigantescas de arena y hay un montón de bancos de azulejos donde sentarte un ratín a descansar.