Peñíscola es uno de los destinos más conocidos para descansar y disfrutar de unos días de sol y playa. Pero esta localidad es mucho más, siendo una buena opción para aquellos que les gusta el mar y realizar más actividades sobre todo culturales. La ciudad es rica en historia y tiene muchos elementos histórico-artísticos que bien merece la pena ver. A ellos se suman además otros característicos y propios de esta zona que son muy curiosos.
Historia
Peñíscola es un enclave privilegiado en Castellón y dentro de la Comunidad Valenciana por sus 17 kilómetros de litoral, que incluyen superficies forestales y cultivos mediterráneos, sobre todo, de naranjos, olivos y almendros.
Es un paisaje que se aúna con la historia. El elemento más emblemático es el conocido castillo de Papa Luna, que fue la morada del Papa Benedicto XIII y que se caracteriza por ser un castillo-fortaleza que data del siglo XIV. Esta edificación siempre ha sido vista como una plaza fuerte y se transformó de castillo de los Templarios en sede papal, pero sin perder ese papel de bastión.
El castillo domina la población de Peníscola y, en torno a él, hay todo un casco antiguo con pequeñas calles, que constituyen todo un patrimonio artístico en el que se preserva la esencia del Mediterráneo. Este casco antiguo se une a las nuevas calles y zonas más turísticas, que han ido creciendo cerca del mar.
Muy curioso es ver que este castillo-fortaleza está situado en un cordón de arena, que era barrido por las olas durante los temporales. Esto hacía que la ciudad prácticamente se convirtiera en una isla.
La ruta también nos debe llevar a ver el Santuario de la Mare de Déu de la Ermitana, así como la Lonja del Pescado y el puerto pesquero. Otros puntos de interés son el Museu de la Mar o la Iglesia Parroquial de la Virgen del Socorro, entre otros.
Bufador
Y no se puede dejar Peñíscola sin ver el llamado bufador. Este nombre responde a un monumento natural, que es como una especie de orificio entre las rocas, entre murallas y casas, que comunica con el mar de forma directa.
Siempre es interesante verlo, pero aún lo es más cuando hay temporal o son días de tormenta porque las aguas emergen con presión por este agujero de gran profundidad. En verano, se puede oír el batir de las olas.