Me encantan las ciudades medievales, aquellas que a pesar del paso del tiempo y de la modernización que eso supone, siguen conservando esa esencia medieval que tuvieron antaño, al menos en alguna de sus zonas. Es por eso que me he quedado totalmente enamorada de Mdina, una ciudad de Malta que vi hace unos días en una revista y que ya tengo en mi lista de ciudades que quiero visitar.
La verdad es que Malta me parece un país fascinante, y a pesar de ser muy chiquitito es precioso, con muchos lugares interesantes. Mdina tiene únicamente 214 kilómetros de extensión y su población ronda los 500 habitantes, una ciudad muy tranquila que se conoce como «La Ciudad del Silencio». Una ciudad amurallada en la que hay espectaculares edificios que datan del siglo XV.
Mucho encanto
Si quieres visitar una ciudad con mucho encanto, sin duda Mdina tiene todo el del mundo. Inmensos muros de piedra que construyeron los fenicios en el año 700 AC, así que entre ellos hay mucha mucha historia. Aquí se construyó un palacio por orden del Gobernador Romano de la época de la ocupación romana, y con el paso del tiempo se fueron ampliando las fortificaciones, fosos y calles de la ciudad.
Qué ver
Entre lo más interesante de Mdina destacan edificios como la Catedral de San Pablo, que se construyó en el siglo XVII y alberga varias pinturas del siglo XV, además de una amplia colección de platos y monedas de plata. Otro muy interesante es el Palacio Vilhena, que se construyó en el año 1454 y que en 1908 se convirtió en un hospital, aunque cerró en 1956. También merece la pena visitar la Capilla de San Agtha, la Capilla de San Nicolás, el Museo Nacional de Historia, las Mazmorras de Mdina, el Palazzo Falson, el Monasterio Benedictino o la Iglesia y Convento Carmelita.