Vivir en el Mediterráneo es un privilegio. Lo es por el clima, por las playas, por la gastronomía, por el estilo de vida… Es normal que millones de turistas quieran empaparse de su esencia durante el verano, como también es normal que los más adinerados alarguen sus vacaciones para quedarse a vivir definitivamente.
Sentirse mediterráneo es sentirse bien, y eso es algo que uno puede apreciar en pueblos como los que menciono a continuación, que en mi humilde opinión son los más bonitos de toda su inmensa línea de costa que abarca pequeños mares como el Balear o el Liguria.
Cadaqués (España)
Es uno de los pueblos más bonitos de Cataluña, el lugar donde el pintor Salvador Dalí pasó muchos años de su vida, lo cual no me extraña en absoluto teniendo en cuenta que pudo inspirarse en su belleza para dar rienda suelta a su creatividad.
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Collioure (Francia)
Uno no tarda mucho en darse cuenta de que Collioure es uno de los pueblos más pintorescos de Francia. Está en el departamento de Perpiñán, no demasiado lejos de Cataluña, y es conocido por ser el lugar en el que se refugió Antonio Machado durante la Guerra Civil. Sus fachadas de color pastel son todo un regalo para la vista, como también lo es la fortificación que rodea el municipio.
Cinque Terre (Italia)
No es un pueblo, sino que son cinco pueblos de los que todos los italianos presumen. Vernazza, Corniglia, Monterosso al Mare, Riomaggiore y Manarola ocupan unos 10 kilómetros de costa que en 1997 fue declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco. Te sorprenderá el color de sus casas, que se han adaptado a la topografía del terreno, y no querrás dejar de pasear por sus calles estrechas y empedradas.
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Bonifacio (Francia)
Bonifacio es un precioso pueblo de Córcega situado al sur de la isla. Ofrece unas vistas privilegiadas del archipiélago de las islas Lavezzi y está compuesto por numerosas fortificaciones. Su patrimonio habla por sí solo de su historia, algo que puede apreciarse desde cualquier punto, especialmente desde el casco antiguo.
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Cassis (Francia)
Situado en la Provenza-Alpes-Costa Azul, Cassis es un pueblo pesquero encantador que te invita a recorrer plazas y calles que bien merecen una fotografía por lo vistosas que son sus fachadas de colores. Además, puedes divertirte en sus terrazas y relajarte en sus preciosas playas, así que cualquier plan es bienvenido. De hecho, la playa más bonita de Europa está en Cassis.
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Portofino (Italia)
A una hora en coche de Cinque Terre está Portofino, un pueblo pesquero de la Riviera Italiana que es conocido tanto por sus marisquerías como por las tiendas de lujo que hay allí. Es habitual ver yates atracando en su puerto, que sin duda alguna es el que más glamour tiene de toda Italia. De ahí que no sea nada barato alojarse en los pocos hoteles que hay.
Menton (Francia)
Menton, al igual que Cassis, también forma parte de la región de Provenza-Alpes-Costa Azul. Está a solo 15 minutos de Mónaco y se la conoce como la ciudad jardín y la ciudad del limón, aunque también podríamos considerarla como pueblo de grandes dimensiones. Su patrimonio cultural e histórico impresiona, como también lo hacen las vistas que se pueden contemplar desde los puntos más altos.
Sidi Bou Said (Túnez)
En este artículo no podía dejar pasar la oportunidad de añadir un pueblo de África como Sidi Bou Said, que sin duda alguna es uno de los más turísticos de Túnez. Está a 20 kilómetros de la capital y a uno le recuerda mucho a Chaouen, que es uno de los pueblos más bonitos de Marruecos. Más que nada por el azul y el blanco de sus casas, que visto en fotos hace que tus ganas de ir allí se multipliquen. Sus calles adoquinadas son un reclamo tan poderoso como sus terrazas, desde las que se puede contemplar el mar y mucho más.
Fornells (España)
En Menorca hay un pueblo que me tiene robado el corazón. Las casas blancas de Fornells y su ambiente relajado hacen que sea uno de los pueblos más increíbles del Mediterráneo. Además, no tendrás problemas para encontrar un restaurante en el que disfrutar del mejor pescado de las Baleares.
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Pollença (España)
Merece la pena perderse por sus callejuelas empinadas para recorrer este pueblo mallorquín que está a escasos kilómetros del Puerto de Pollença. Su plaza principal está llena de vida y su historia habla de la llegada de los Talaiots hace más de 3.000 años. Eso sí, de lo que más se habla es de los romanos, que dejaron su huella con construcciones como El Pont Romà, cuyo objetivo era facilitar la entrada de agua al municipio.
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