Escocia es uno de los países que merece la pena recorrer de rincón a rincón y no dejarse ni un solo metro cuadrado sin ver. La razón no es otra más que alberga numerosos paisajes y ciudades de diferentes tamaños, pero que tienen mucho encanto. Y una de ellas es Linlithgow. Su principal característica es que es una ciudad antigua con muchos atractivos. Además de los aspectos meramente históricos, también es una excelente opción para conocer su abundante vida silvestre y dentro de un paraje sin parangón en el concejo escocés de West Lothian.
Qué ver
Linlithgow, conocida como la capital del condado de West Lothian, está considerada como una auténtica joya histórica. Y razones no faltan para conocer esta ciudad, situada entre Edimburgo y Falkirk.
Su visita puede hacerse de varias formas. Una de ellas es desde el agua para navegar tranquilamente por su canal en unas curiosas embarcaciones de reducido tamaño, pero que tienen mucho encanto.
El recorrido por la ciudad también es posible hacerlo desde tierra firme. Para ello, se debe subir a la colina Cockleroy Hill. La naturaleza y los parques rurales del lugar son una buena forma de conectar con el medio natural y conocer la vida silvestre tanto vegetal como animal.
Visita obligada es Beecraigs Country Park para dar paseos por el bosque y conocer los animales y plantas. Además, es un lugar ideal a su vez para ir en bici de montaña o practicar otros deportes como, por ejemplo, el tiro con arco. Las opciones aún son muchas más porque es posible disfrutar de un fin de semana en el campamento, con barbacoa incluida al poderse realizar en las zonas específicamente determinadas.
La capital no se puede dejar sin visitar sus atractivos históricos como Linlithgow Palace. En la actualidad, este palacio está cerrado, pero es posible verlo por fuera. Sobre todo, hay que fijarse en la puerta de entrada y en los terrenos de alrededor.