Córcega es una isla que figura entre las más bonitas del Mediterráneo. Es un destino con muchos encantos tanto de playa como de montaña. Pero también hay diferentes localidades y enclaves conforman un excelente destino para disfrutar de la belleza de esta isla. Aquí te proponemos las tres más bellas.
Ajaccio
La primera parada que se debería hacer en Córcega es en Ajaccio, conocida como la “Ciudad Imperial” o también llamada “Ciudad del Coral”. Aquí es donde nació Napoleón Bonaparte, siendo un lugar en el que se pueden ver varias referencias a él como su corte y la estatua ecuestre en la que figura tanto Napoleón como sus cuatro hermanos.
La visita a este emplazamiento nos debe llevar también al Palacio de Justicia y la plaza de Austerlitz sobre la que se cuenta que Napoleón soñaba con conquistas, la gloria y personajes históricos.
Calvi
Calvi y su bahía no pueden faltar en el recorrido. Conviene visitar su ciudadela porque desde allí se obtiene una de las mejores vistas de la parte de la ciudad antigua. Dentro de ella, visita obligada son varios edificios como el oratorio de Saint-Antoine y el Palacio de los gobernadores genoveses.
El recorrido nos adentra en la catedral de San Juan Bautista, en la que hay que fijarse en su Cristo Negro de los Milagros, y en la Torre de Sal. Si se dispone de más tiempo, en esta zona, una buena excursión es ir a ver los antiguos pueblos de Balagne. Es una zona que se conoce como el jardín de Córcega por el paisaje de sus colinas fértiles.
Bonifacio
Bonifacio es otra de las joyas de Córcega. Es conocida como la ciudad de los acantilados y, la verdad, es que razón no falta porque las casas están encaramadas a 60 metros sobre el mar. En su interior, hay todo un entramado de callejones y senderos. Si se está en forma, se puede subir la Escalera del Rey, que tiene 187 escalones. Eso sí, hay recompensa al llegar arriba: las vistas son impresionantes.