Francia es otro de los destinos que suele visitarse en más de una ocasión. Es un país cuyo territorio se recorre por zonas con distintos itinerarios y que suele empezarse por su capital: París. Pero como siempre, hay diferentes formas de visitarlo. En esta ocasión, nos vamos a centrar en algunas de sus plazas más bellas. Y no todas están en la ciudad de la luz.
Burdeos
Burdeos es una de las ciudades en las que se encuentra una de las plazas más bellas de Francia: Place de la Bourse. De hecho, está declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por ser uno de los mejores ejemplos de arquitectura francesa del siglo XVIII.
Esta plaza está rodeada de impresionantes edificios, pero lo más curioso es el espejo de agua que refleja las fachadas a orillas del Garona. También merece la pena ver la estatua ecuestre del Rey de Francia, así como la fuente de las Tres Gracias (las hijas de Zeus: Thalie, Hágale y Euphrosyne) en bronce y mármol en el centro de la plaza y que reemplazó a una estatua ecuestre de bronce de Luis XV.
París
Además de Burdeos, París es otra de las ciudades francesas en las que hay plazas muy bellas. Destaca, por ejemplo, Place du marché Ste Catherine, que hoy en día conforma uno de los lugares más agradables de la capital. Destaca a su vez por su ambiente juvenil, ya que suelen acudir a tomar una copa a media tarde. No obstante, es un lugar tranquilo para descansar y disfrutar de las vistas tomando algo en sus terrazas bajo las moreras.
También en París se localiza la Place des Vosges, que data del siglo XVII. Conocida como Plaza Real, está considerada como una de las plazas más bellas de Europa. Razones no faltan para ello, puesto que está rodeada de edificios muy elegantes entre los que se encuentra la casa de Víctor Hugo. Su atractivo se completa con el jardín y la fuente situada en el centro.
No se puede dejar París sin visitar la Place Vendôme, una de las más sofisticadas no solo de la capital, sino de toda Francia. Merece la pena ver su arquitectura neoclásica y la columna de 44 metros de altura en el centro de la plaza, siguiendo el modelo de la Columna de Trajano de Roma.
Y, finalmente, está la Place Saint-Sulpice donde se encuentra la iglesia del mismo nombre y en la que hay numerosas tiendas de artesanos, librerías y restaurantes.