Ávila es una preciosa ciudad con muchísima historia. La mayor atracción turística que tiene y que sin duda es conocida en todo el mundo: las Murallas de Ávila, una espectacular cerca militar románica que rodea el casco antiguo de la ciudad y que ambos, junto con las iglesias que hay en los extramuros, son Patrimonio de la Humanidad. Las murallas son sin duda un factor muy importante en la ciudad e históricamente han participado en la distribución del espacio urbano siendo antiguamente la representación de la separación entre el espacio salvaje y el civilizado.
Las Murallas de Ávila tienen un perímetro de dos kilómetros y medio, 2.500 almenas, 88 torreones y 9 puertas que ocupan una superficie de 33 hectáreas y que forman un perfecto rectángulo que se orienta de este a oeste. El grosor de los muros es de 3 metros y su altura de 12. Su construcción se hizo con materiales que procedían de la necrópolis romana, de construcciones civiles o de viejas murallas romanas y visigóticas. La piedra que la forma es granito gris o negro, dependiendo de su origen.
Las puertas de la muralla son espectaculares y cada una tiene su propia historia. La Puerta del Alcázar es la más solemne de toda la muralla y la forman dos torreones unidos por un puente. La Puerta de San Vicente es muy similar a la anterior, de hecho, la del Alcázar se hizo inspirándose en esta. El Torreón del Alcázar se construyo para hacer más alta la muralla y para dar más poder a quienes la habitaban.
Si vas a visitar Ávila sin duda el primer lugar al que debes ir es aquí. Puedes acceder a 1.400 metros de su longitud por tres accesos diferentes, la Casa de las Carnicerías, la Puerta del Alcázar y el Arco del Carmen. Hay un ascensor para que las personas de movilidad reducida puedan hacer el recorrido igualmente.