Grecia es un destino turístico por excelencia. Las agencias de viajes no tienen problemas a la hora de vender vuelos, cruceros y habitaciones de hotel con destino a ciudades como Atenas, que es la capital y la más demandada por razones obvias. Sin embargo, merece la pena conocer otras ciudades que también dejan muy buen sabor de boca al turista. De todas ellas te hablo en este artículo, así que te recomiendo tomar nota si te interesa planear una ruta por el país heleno.
1- Atenas
Con más de 600.000 habitantes, Atenas es la ciudad más grande de Grecia, aunque no la más habitada. Se la considera la cuna de la civilización, la democracia y el espíritu olímpico. Es un lugar mágico plagado de monumentos que merece la pena conocer (no pierdas de vista el artículo que publiqué sobre 7 visitas imprescindibles en Atenas). El más visitado, como no podía ser de otra forma, es el Acrópolis que habrás visto en fotografía más de una vez (se muestra en la que puedes ver sobre estas líneas).
2- Salónica
Salónica es considerada como la segunda ciudad de Grecia. Allí viven más de 300.000 personas, muchas de ellas empleadas en puestos de trabajo que tienen que ver con el turismo de forma directa e indirecta. Además de tener salida al mar, su historia es tan rica que no es de extrañar que podamos encontrar monumentos de todas las épocas; desde la Torre Blanca otomana hasta iglesias y monasterios bizantinos, pasando por excavaciones romanas y baños árabes.
3- Kalambaka
Kalmabaka no es una ciudad tan grande como Atenas o Salónica. De hecho, apenas cuenta con más de 20.000 habitantes que se han acostumbrado a vivir justo enfrente de los famosos meteoritos en los que se asientan los monasterios de Meteora, que como seguramente ya sabrás son de un gran interés turístico por lo curiosos que son y por las vistas que se pueden contemplar desde los que son accesibles (no todos lo son). Allí puedes ver atardeceres espectaculares.
4- Chania
Chania está al noroeste de la isla de Creta y es muy popular por su bonito puerto de estilo veneciano. Fue construido en el siglo XIV y podríamos decir que es el principal atractivo de la ciudad. Tiene playas muy bonitas, un faro que fue construido en el siglo XVI, la Mezquita de los Jenízaros… Hay muchas cosas que ver y no debes dejar pasar la oportunidad de pasear por las calles de Topanas, un barrio que debe su nombre al periodo de ocupación turca.
5- Nauplia
Nauplia tiene mucho misterio. Lo tiene porque la leyenda cuenta que las naves del hijo de Poseidón y Amimone, Nauplio, fondearon allí. No sabemos si es verdad, pero lo que sí sabemos es que esta ciudad de unos 35.000 habitantes es una de las joyas del Peloponeso. Está bañada por las costas del mar Egeo y no solo tiene un pasado marino que salta a la vista, sino que también tiene puntos de interés de origen medieval como su fortaleza, desde la que se puede contemplar la ciudad con unas vistas privilegiadas. Eso sí, tendrás que subir unos 1.000 escalones con bastante inclinación, así que asegúrate de estar en plena forma antes de quedarte a medio camino. Por lo demás, no dejes de visitar el puerto, ya que tiene el típico paseo plagado de bares y restaurantes en los que siempre hay ambiente durante los meses de verano.
6- Heraclión
Heraclión, la capital de Creta, es otra de las ciudad que no podía quedarse fuera de esta lista. Es una ciudad más moderna de lo que puedas imaginar y lo tiene todo para convertirse en un destino veraniego en el que disfrutar del sol y la playa. Allí viven unas 200.000 personas que te recomendarán ir a la Fortaleza de Koules, si bien es cierto que también hay otros planes interesantes como pasear por el casco antiguo, ir al Mercado de Heraklion o contemplar la belleza de la catedral Agios Minas.
7- Kavala
Esta ciudad situada al noreste del país (a los pies del monte «Símbolo») es una de mis preferidas de Grecia. Cuenta con más de 60.000 habitantes y hay que decir que antiguamente se la conocía como Neápolis. Su puerto se convirtió en el primero de Europa habilitado para los mercaderes que llegaban de Oriente. Ha pasado por manos de turcos, venecianos, francos, búlgaros… Eso es algo que se nota tanto en las casas como en los monumentos. Si puedes (no es nada barato), alójate en el Hotel Imaret. Es increíble.
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