Quien viaja a Barcelona no solo debe llevar ropa de calle para visitar una de las mejores ciudades del mundo. Es importante ir preparado para algo más, para una aventura en la montaña como la que implica visitar Montserrat, cuyo encanto se disfruta a lo largo y ancho de sus 50 kilómetros cuadrados.
Su punto más elevado, que está a 1.236 metros de altura, no suele ser el objetivo de quienes visitan Montserrat. Lo bonito se contemplarla desde abajo, ya que tiene una forma muy peculiar que le ha valido el apodo de «la montaña de las cien cumbres«.
Un referente en muchos sentidos
Montserrat es también un parque natural que se ha convertido en un símbolo de Cataluña a nivel cultural y religioso. Religioso porque allí está la Virgen de Montserrat, a la que también se la conoce como La Moreneta y está a la vista de todo el mundo en el monasterio. El papa León XIII la declaró como patrona de las diócesis de Cataluña en 1881, y es tan importante que incluso tiene día festivo propio: el 27 de abril.
De la misma forma que la fachada es espectacular, el interior de Montserrat también es digno de fotografiar. Más que nada por sus afamadas cavidades subterráneas, de las que conviene destacar las Cuevas del Salnitre y la Cueva Fría de Collbató.
Otro capítulo que merece mención aparte es el de su flora y su fauna. En Montserrat, te muevas por donde te muevas, verás plantas endémicas y animales como jabalíes, víboras, cabras salvajes, águilas perdiceras, halcones, ardillas, garduñas… Es un lugar perfecto para disfrutar de la naturaleza, y lo mejor de todo es que desde Barcelona capital llegas en una hora en coche y en menos de dos horas con transporte público.
Gastronomía de la zona
Después de darte una vuelta por Montserrat estarás cansado, así que te recomiendo reponer fuerzas hincándole el diente al famoso mató de Montserrat (requesón de Montserrat), que todavía se elabora de forma artesanal en un pueblo de la comarca del Bages llamado Marganell.
Dicho requesón es una maravilla, pero no es la única. También deberías probar los dulces de Collbató y las cocas artesanas típicas de Monistrol
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