Si hay algo que caracteriza a Múnich, además del equipo de fútbol que tantos títulos internacionales ha conquistado, es la pasión por la cerveza. Es una de las ciudades donde más se consume dicha bebida y la verdad es que no me extraña. Allí, para que no te quedes con sed, puedes degustar todo tipo de cervezas en jarras de hasta un litro de capacidad.
Lo pude comprobar de primera mano en la que está considerada como la cervecería más famosa del mundo. Se llama Hofbräuhaus y en ella puedes perderte, ya que es enorme y se calcula que cada día recibe la visita de unas 35.000 personas. De hecho, es una atracción turística más de la ciudad, un edificio que se remonta a 1589, cuando el Duque Guillermo V de Baviera la inauguró para que fuera proveedora de Weissbier a la familia Wittelsbach. Eso hace que también sea la cervecería más antigua del mundo.
Cerveza, comida, música y buen amiente
Los bombardeos de 1944 y 1945 propiciaron su destrucción, pero en 1958, coincidiendo con el 800 aniversario de la ciudad, el lugar fue reconstruido. A día de hoy podemos disfrutar de sus preciosos salones, en los que no solo puedes comer y degustar la mejor cerveza del país, sino que también puedes escuchar música en directo para animarte todavía más. Música bávara que suena todos los días (menos en Todos los Santos y un día de Pascua) para deleite de los asistentes.
La cerveza no es cara. De hecho, cuando vuelves de Alemania te quedas con la sensación de que cuesta prácticamente lo mismo que el agua. Por una jarra de medio litro te cobran 4,20 euros y por una jarra de un litro te cobran 8 euros. Los platos típicos de la gastronomía del lugar que se sirven en Hofbräuhaus están muy bien tanto de sabor como de precio, así que es muy recomendable pasarse por allí para comer o para cenar, aunque hay que tener en cuenta que se organizan unas colas impresionantes a según qué hora. Mi recomendación, si todavía no te has adaptado al tempranero horario de comidas de allí, es que te pases lo más tarde posible (a las 15:00 horas para comer o a las 22:00 horas para cenar).
Venta de souvenirs
No te puedes marchar de allí sin comprar un souvenir en la tienda anexa, que por cierto no está gestionada por los dueños de la cervecería. Yo me fue de allí con una jarra de cerveza de un litro con el logo de Hofbräuhaus. Me costó 9,95 euros.
La leyenda
Como todo lugar con encanto, existe una leyenda que habla sobre lo que sucedió hace muchos años en la cervecería. Alois Hingerl era un asiduo del lugar que siempre se sentaba en una de las mesas que hay a la izquierda del local nada más acceder. Cuando falleció, hizo todo lo posible para que Dios le encomendara una misión en Múnich y éste no tuvo más remedio que acceder a su petición. En realidad, se trataba de una estrategia para regresar a Hofbräuhaus, donde volvió a ocupar una de las mesas que ahora mismo destacan por ser lo más antiguo que hay allí. Datan de 1897, que es cuando Max Littmann terminó el nuevo diseño de la cervecería (la fotografía que puedes ver a continuación es de esa época).
Desde entonces dicen que el ángel de Hofbräuhaus cada día bebe su cerveza con codillo y vela por el buen funcionamiento del negocio. Otras anécdotas dicen que en 1908 una camarera se negó a servir una limonada a un cliente o que en esos años un elefante que se escapó de un circo ambulante se sintió atraído por el local y decidió entrar como un cliente más.
Su lado más humano
Lo que sí es real es que cada 24 de diciembre el salón abre sus puertas a los indigentes para que puedan disfrutar de una buena cena sin preocuparse por el dinero. Sin duda, una demostración de que Hofbräuhaus es algo más que la mejor cervecería del mundo.
Cómo llegar
Está abierta desde las 09:00 hasta las 23:30 horas y puedes llegar hasta ella utilizando las líneas de Metro U3 y U6 (bajándote en Marienplatz), con la línea 52 de autobús o con las líneas de cercanías S1, S2, S3, S4, S6, S7, S8, S27, SP1 y SP2. Su ubicación exacta es Platzl 9.