Girona es una ciudad que suele visitarse en muchas ocasiones durante el verano por su cercanía a la playa. No son pocas tampoco las personas que acuden a la provincia para recorrer sus parajes de montaña. Pero lo cierto es que su ciudad puede visitarse durante todo el año. Además, es una capital con mucho encanto y con mucha historia. Aquí hacemos algunas propuestas de lo que se puede visitar, aunque ya adelantamos que hay mucho más por recorrer por sus más de 2.000 años de historia que parten de dos recintos fortificados como son la Força Vella y el ensanche medieval.
Puntos de interés
Una de las visitas obligadas cuando se está en Girona es la catedral de Santa María, que fue construida entre los siglos XI y XVIII. En ella, se observan tres estilos artísticos diferentes como es el caso del románico que se observa por ejemplo en sus capiteles historiados, gótico en su nave y barroco en su fachada principal.
El recorrido por la ciudad también nos lleva su casco antiguo, que alberga su patrimonio artístico más importante y que está cercado por grandes lienzos de muralla que se recorren por el Paseo Arqueológico y el Paseo de fuera Muralla. También hay construcciones interesantes, aunque de tipo civil, como la Casa de l’Ardica y el Palacio Episcopal.
En el caso antiguo no faltan otras construcciones religiosas como el monasterio de San Pedro de Galligans, así como la capilla de San Nicolás o la basílica de San Félix en la que destaca su torre gótica truncada por un rayo.
Otro de los grandes atractivos de Girona son las casas colgadas sobre el río Oñar. Todas ellas tienen en común sus fachadas pintadas. Dentro de ellas destaca la Casa Masó, que fue vivienda del arquitecto gerundense Rafael Masó i Valentí y que esa todo un símbolo del novecentismo.
Tampoco hay que perderse la judería con su antigua sinagoga o el cementerio medieval judío ni los baños árabes. La ruta igualmente debe incluir un paseo por la Rambla de la Libertad y la Plaza de la Independencia.