Razones por las que visitar Escandinavia


Como destino turístico, Escandinavia ofrece un hermoso catálogo de paisajes que ningún viajero debería perderse; los desiertos de glaciares en el norte, los grandes bosques y los lagos en el sur se recuerdan toda la vida. Las ciudades son interesantes, limpia y atractivas. Aquí tienes unas cuantas razones por las que deberías visitar los países escandinavos.

– Insuperables fenómenos naturales
Escandinavia es conocida por todos los fenómenos tan sorprendentes que por allí realiza la Madre Naturaleza. Los fenómenos naturales más vistos son: luces del norte (Aurora Boreal), el sol de medianoche y las noches polares.

– Ciudades muy interesantes
La atmósfera metropolitana, combinada con la tradición y el espíritu tan abierto de sus ciudadanos, permite dar una cálida bienvenida a todos los visitantes. Estocolmo, Suecia, Copenhague, Dinamarca, Oslo, Noruega, Reykjavik, Islandia, deben visitarse si se viaja por la zona.


– Innumerables eventos al aire libre
A los escandinavos les encanta realizar celebraciones al aire libre, especialmente en los meses de verano. No pasa un fin de semana en el que los visitantes no puedan disfrutar de un evento en Escandinavia.

-Más barato de lo que muchos piensan
Tiende a tener una reputación de ser bastante cara pero, eso no es del todo cierto. En la actualidad, y gracias a Internet, se pueden conseguir magníficos viajes a un precio bastante asequible.


– Practicar inglés
Yes, por si no lo sabía, básicamente todos los escandinavos hablan Inglés. Todos los niños escandinavos aprenden el idioma en la escuela.

– Distancias cortas, buen Transporte
Echa un vistazo a un mapa de la zona, y verás como las distancias no son excesivamente largas. Podrás utilizar variados mediaos de transporte: tren, coche e incluso el servicio de CityBike.

Los poblados íberos de Lleida


Los ilergetes eran una de las tribus íberas que ocupaban el territorio llamado Ilergecia, cuya capital era Iltirta, la actual Lleida. Unos 2.700 años atrás, estas tribus vivían en poblados que acostumbraban a estar sobre cerros y rodeados de murallas, por razones defensivas. Estas murallas se caracterizaban por tener las torres de defensa en forma circular o cuadrada, y las puertas exteriores estrechas, para una mejor defensa del poblado.

Lleida es un ejemplo de ciudad originariamente ibérica, ya que poseía un pequeño poblado amurallado sobre la Roca Subirana. Otra muestra son las ruinas de Gebut, en Soses (Segrià), Molí de l’Espígol, en Tornabous (Urgell), els Vilars, en Arbeca (Les Garrigues) y otros tantos diseminados por la comarca.


Els Vilars (Arbeca), constituye uno de los poblados únicos en toda Europa. Al parecer, una sociedad enigmática erigió una fortaleza inexpugnable en este poblado situado a 4 kilómetros de Arbeca. En aquella época, las armas eran un tanto rudimentarias, por lo que su inmensa muralla era la mejor garantía para una defensa eficaz. Con cinco metros de anchura, doce torres de defensa y un foso de cuatro metros de profundidad por trece de ancho, los arqueólogos se preguntan el porqué una muralla de estas características. Teniendo en cuenta que nos situamos en plena edad del hierro, este tipo de muralla, por su magnitud, habría soportado un combate medieval. Lejos quedaba todavía la invención de la catapulta.

Por los vestigios encontrados, se sabe también, que se trataba de una sociedad pequeña y rica. Además del cultivo de las tierras, la crianza de caballos era una de las actividades de los ilergetes en Els Vilars. Sin embargo, en el año 350 a C., el poblado fue abandonado por razones que se desconocen. No hay signos de batalla y el perímetro de la fortaleza, así como la delimitación de las casas, continúa intacto.


Molí de l’Espígol, es uno de los yacimientos más importantes de Cataluña ya que constituye uno de los ejemplos urbanísticos más evolucionado entre los ilergetes. La ciudad se divide en dos espacios bien diferenciados: por un lado se encuentra el ámbito urbano, con restos visibles que se pueden visitar, y por otro, el ámbito suburbano, que se extiende más allá de las murallas. En la parte suroeste todavía se puede apreciar la existencia de un antiguo estanque, posiblemente destinado al abastecimiento de agua.

Su momento de esplendor se sitúa entre los siglos IV y III a.C., época en la que el poblado experimentó un importante crecimiento, pasando a ser un punto clave en la capitalización del territorio, donde residía cierto poder político. Posteriormente, hacia el año 200 y con motivo de la II Guerra Púnica, comienza el deterioro de la ciudad.

Gebut (Soses), también citado en algunos escritos grecolatinos por la importancia de sus príncipes Indibil y Mandoni. A 500 metros del núcleo urbano, se encuentran los vestigios de este, no menos, importante poblado ilergete que aparece prácticamente completo, con una calzada central, calles transversales y la planta de los edificios.

Son numerosos los hallazgos de diferentes épocas de la historia que han aparecido en la zona. Desde restos de huesos de mamíferos fosilizados, caparazones de tortugas de la era terciaria hasta vestigios de la época romana y un castillo sarraceno que corrobora el origen islámico de la población de Sosses. El fósil de cocodrilo de más de 35 millones de años, en una estado de conservación excelente, se expone en la biblioteca de la población.

Sant Miquel del Fai, lugar de culto


Históricamente, Sant Miquel del Fai se remonta a tiempos del neolítico, aunque las primeras referencias escritas datan del año 997. Al parecer, su origen pudo ser el de un espacio destinado a cultos paganos, aunque tampoco se ha podido precisar cuando fue construida esta singular iglesia-cueva.

Fue donada en el año 997 por los condes de Barcelona a Gombau de Besora, para que edificase un monasterio, el cual estuvo habitado por monjes hasta el 1835.

Aunque su importancia histórica es notable, la singularidad de Sant Miquel del Fai se debe también a su entorno. El agua procedente de los ríos Rossinyol y Tenes, de las lluvias y el deshielo, configuran su espectacular ubicación, entre saltos de agua y pequeños lagos. Cada estación del año, el escenario varía, confiriendo de una fabulosa belleza natural el entorno de la iglesia.

Las Cuevas de Sant Miquel y de las Tosques, producto de la acción del agua en la roca desde tiempos remotos, poseen en su interior impresionantes formaciones de estalactitas y estalagmitas.

El travertino es otro elemento curioso que se puede observar muy de cerca. Nacido por el efecto del carbonato del agua que se filtra por las grietas de las rocas. El resultado son unas fabulosas placas verticales adheridas a la roca.

Además de la agreste belleza natural del paisaje, en Sant Miquel del Fai podemos visitar:

La casa del Piorato
– De estilo gótico, este edificio consta de dos plantas y una buhardilla. Destaca especialmente por su ubicación, encima de un barranco y por sus característicos ventanales de arco lobulado, partidos por una o dos columnas.

Iglesia de Sant Miquel – Es la única iglesia románica del país construida íntegramente en una cueva. Aunque data del siglo X, el presbiterio pertenece al gótico, siglo XV, y la lápida sepulcral de Guillem Berenguer que hay en su interior, data del año 1000, aproximadamente.

Ermita de Sant Martí – A unos 800 metros del monasterio, se encuentra esta ermita de estilo románico ( siglo IX ).

Restaurante
– En esta espectacular localización, no podía faltar una muestra de la cocina catalana más internacional.

Un hotel de hielo en Finlandia


La ciudad de Kemi, situada en la Laponia Finlandesa y al norte del mar Báltico, se dio a conocer hace algunos años por tener el castillo de nieve más grande del mundo. Cada invierno, la arquitectura del mismo es diferente, aunque conserva el estilo popular de la zona.

La tradición de construir en el ártico con este tipo de material es muy antigua. Aunque es muy versátil, la temperatura es el factor que más influye a la hora de construir. Al llegar a los 0 grados, la nieve es muy húmeda y pesada, por lo que su capacidad de adherencia es muy alta. Sin embargo, al superar esta temperatura no se puede edificar nada.

Dependiendo de las condiciones climatológicas, anualmente se establecen períodos de apertura y funcionamiento del hotel, aunque normalmente la inauguración tiene lugar en los meses de enero.

El Snow Castle, o castillo de nieve, cuenta con un fabuloso restaurante cuyas mesas y sillas están forradas de piel de reno. En él se pueden tomar bebidas frías y calientes, gran variedad de platos para el almuerzo y la cena, y menú totalmente vegetariano. Tanto el restaurante como el hotel, están decorados con esculturas de hielo, algunas de las cuales son réplicas de edificios emblemáticos. Los efectos de luz y sonido completan esta fantástica decoración.

Otra parte integrante del castillo es el hotel, que ofrece al visitante los mismos servicios que encontramos en este tipo de establecimientos. Cuenta con habitaciones dobles, habitaciones para grupos y suite nupcial. El desayuno está incluido en el precio, así como tomar una ducha o una sauna en un hotel próximo.

Por último, la capilla del castillo ofrece su espacio para el recogimiento y la meditación. Además, se pueden realizar bodas y otro tipo de eventos, ya que cuenta con un aforo con capacidad para 50 personas. A lo largo de los años, se han celebrado muchos matrimonios en ella.

La temperatura en todo el complejo es de 5 grados bajo cero, por lo que es necesario ir equipado con prendas de abrigo. Durante la noche, se puede llegar a los 50 bajo cero. Por ello, solamente encontraremos puertas de acceso, pues de esta manera no hay corrientes de aire y se mantienen perfectamente aisladas las edificaciones.

Para todos aquellos que quieran conocer el frío invierno del ártico y se sientan atraídos por lo exótico, Kemi cumplirá con creces sus expectativas.

Viajar a Estonia


Aunque es el más pequeño de los países bálticos, Estonia, hace que su presencia se note en la región gracias a sus hermosos pueblos costeros y a los verdes bosques que la forman. En Estonia, podrás descubrir muchas joyas culturales y naturales que harán tu viaje inolvidable. Su capital cosmopolita, toma fuerza en medio del esplendor medieval. Tallin, la joya de la corona de Estonia, está formada por calles empedradas y unas reformadas viviendas del siglo XIV.


Decenas de cafés y restaurantes te permitirán descansar un rato, después de haber visitado las iglesias y las ruinas más históricas de la zona. Por la noche, elegantes salones y clubes te ofrecerán una visión más intensa del lado más sexy de la ciudad. Algunos visitantes deciden quedarse durante todas sus vacaciones en Tallin, pero fuera de la capital, en un paisaje bucólico se esconden numerosas atracciones.


El Parque Nacional Lahemaa, situado en el noreste de Estonia, te permitirá disfrutar de frondosos bosques en los que podrás darte unos preciosos paseos por la costa. Al sur, está el centro espiritual y cosmopolita de Estonia, Tartu. Se caracteriza por su ambiente relajado y sus encantadoras pistas de esquí. Más al oeste se encuentra la mayor isla de Estonia, Saaremaa y en ella los pueblos de Angla, Karja, Triigi & Tuhkana, donde los molinos de viento, los faros, las playas vírgenes y las ruinas medievales, te transportarán a otro tiempo.

Durante tu viaje a Estonia podrás realizar un montón de actividades, como por ejemplo: caminatas por senderos boscosos, montar a caballo a lo largo de la costa, excursiones para la observación de aves, esquí de fondo en invierno y nadar en lagos de aguas cristalinas y ríos en verano.

Hotel Aurora Chalet para ver auroras boreales


El hotel Aurora Chalet es uno de los más exclusivos por su situacón en el espectacular entorno de Luosto, en el centro de la Laponia Finlandesa. Tiene un total de 28 habitaciones miran con grandes ventanales que permiten descubrir los colores de las auroras boreales. Como fenómeno de las auroras boreales es impredecible, no se sabe con exactitud cuándo aparecerá, se suelen ver mejor en los meses de invierno (hasta marzo) normalmente un poco antes de la media noche.


La localidad de Luosto es el centro de investigaciones de las auroras desde hace más de cien años y para que los clientes del hotel no se pierdan ningún detalle del espectáculo de las luces del Norte, cuando aparecen las hermosas partículas de colores en el cielo suena una alarma telefónica.

Cuando la nieve cubre toda la zona, las habitaciones de madera decoradas en estilo rústico-finlandés se convierten en el lugar más acogedor del mundo. Además, disponen de una sauna en el baño y algunas cuentan con chimenea que les da un toque romántico, ideal para no pasar frío. El hotel también ofrece otras actividades y aventuras como rutas en trineo o pesca en hielo.

Volcanes en Cataluña


Olot y Besalú

En la comarca de la Garrotxa, próxima a Girona, se encuentra la hermosa localidad de Olot, famosa por su gran variedad y exquisitez de embutidos. Pero, además, esta capital de comarca cuenta con una gran variedad de lugares interesantes, en un entorno volcánico.

La casa museo de Can Trincheria dedicada a la etnografía y las bellas artes, los jardines de Torre Malgrida, el teatro municipal o el Claustro del Carmen, entre otros, conformarían un interesante recorrido. Por otro lado, Olot también ofrece una rica actividad cultural que va desde la ferias tradicionales, hasta las muestras de arte contemporáneo.

Besalú es una encantadora y famosa villa medieval, cuya construcción más emblemática es el puente sobre el río Fluvià. Es una de las pocas ciudades que conservan casi intactas sus históricas edificaciones, además de estar rodeada de espacios verdes, idóneos para practicar el senderismo.


La Fageda d’en Jordà

Es la más espectacular de las reservas naturales del Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa. Está surcada por varias rutas de senderismo, entre bosques de hayas, que pasan por las poblaciones de Olot, Santa Pau y Les Presses.
De entre la treintena de volcanes que se pueden visitar, los más famosos son el Santa Margarida y el Croscat. Uno por ser el más fotografiado y el otro por ser el último que erupcionó.

Si sus paisajes son espectaculares, también lo es la gastronomía volcánica, llamada así porque en 1994 se creó el grupo de Cocina Volcánica que aglutina los mejores chefs de la zona. El estilo de sus platos se basa en la creatividad y la originalidad, y sorprende por la tradición de las recetas medievales.

Hotel para Robinsones en Girona


¿Quién no soñó de niño con tener una cabaña en una árbol? Seguramente, la mayoría de nosotros quisimos o intentamos, con mucha imagnación, construir algo parecido a una cabaña. Hoy ese sueño puede verse hecho realidad. En la población de Sant Hilari Sacalm en Girona, se encuentra el primer hotel de España con habitaciones colgadas de árboles centenarios. El acceso a las mismas se realiza a través de pasarelas que penden entre los árboles, a 7 metros de altura.

Nada más llegar, cada huésped recibe una serie de intrucciones para la utilización de las instalaciones, además de proporcionarle una lámpara frontal (no hay luz, ni agua corriente). Cada habitación tiene una superficie de 30 m2 y está equipada con una cama doble, sofá, espacio destinado al aseo, inodoro y armario. Además disponen de terraza de 10 m2, desde donde la primera visión son las copas de los árboles.


El wc está equipado con un cubo dentro del cual hay una bolsa biodegradable con serrín. Esta bolsa, una vez utilizada, se recicla para compostage y, de este modo, sigue su ciclo natural. La gran ventaja de todo este proceso es que no se utiliza agua, ni se tratan las aguas grises, cumpliendo así con el objetivo de tomar conciencia sobre el medio ambiente y la sostenibilidad.

Otra curiosidad es el desayuno, que se sirve en una cesta, y es subido a la habitación mediante una polea. Por cuestiones de organización y disposición del complejo, los servicios complementarios como duchas, lavabos, salón, comedor, piscina y jardín, se encuentran ubicados en la masía que se encuentra a unos metros de las cabañas.

No existe ninguna restricción para acceder a las habitaciones, siempre que las condiciones físicas sean normales. La excepción son los niños menores de 10 años, si van a utilizar las cabañas más altas. Definitivamente, es el lugar ideal para desconectar del mundanal ruido y estar en sintonía con la naturaleza.

Recorrido medieval


La ruta propuesta se centra en la comarca del Empordà, próxima a la de Girona. Una visita a los pueblos medievales de Sant Martí Vell, Monells y Peratallada, entre otros, que destacan especialmente por sus plazas porticadas, bancos, ventanas y arcadas de piedra.
A través de sinuosas y estrechas carreteras comarcales, entre colinas y tierras de labranza, comenzaremos nuestro itinerario por Sant Martí Vell. Esta pequeña villa construida alrededor de la iglesia, conforma un conglomerado de casas de piedra y callejuelas estrechas, fiel vestigio de su antigüedad.

Limitando con Sant Martí encontraremos Madremanya, de características y estructura similar. Cada rincón y cada callejuela es una sorpresa por descubrir , para deleitarse en la belleza de sus arcadas, inscripciones o fachadas de piedra.

Continuaremos la ruta hacia Monells, pueblo dividido por el río Rissec. La riva derecha alberga un conjunto monumental de singular belleza, en el que destaca la plaza porticada de Jaume I, la antigüa Casa de la Vila, la calle de los Arcos y la plaza del Oli. En la riva izquierda, la disposición de las edificaciones es más dispersa, aunque merecen especial atención la calle de la Riera y la iglesia de Sant Genís, de origen románico.
De Cruïlles podemos señalar la torre del Homenaje (siglo XI), que antigüamente estaba unida a la fortaleza. Hoy se alza solitaria ante la iglesia de Santa Eulàlia. A las afueras del pueblo, el monasterio de Sant Miquel de Cruïlles y la ermita de la Mare de Déu de l’Esperança, aguardan a los visitantes de la población.

Para finalizar nuestro itinerario, Peratallada se podría calificar como la sorpresa final. Con un conjunto monumental declarado de interés histórico-artístico, esta villa cautivará en especial a los amantes de la historia, el arte y la belleza.