Los ilergetes eran una de las tribus íberas que ocupaban el territorio llamado Ilergecia, cuya capital era Iltirta, la actual Lleida. Unos 2.700 años atrás, estas tribus vivían en poblados que acostumbraban a estar sobre cerros y rodeados de murallas, por razones defensivas. Estas murallas se caracterizaban por tener las torres de defensa en forma circular o cuadrada, y las puertas exteriores estrechas, para una mejor defensa del poblado.
Lleida es un ejemplo de ciudad originariamente ibérica, ya que poseía un pequeño poblado amurallado sobre la Roca Subirana. Otra muestra son las ruinas de Gebut, en Soses (Segrià), Molí de l’Espígol, en Tornabous (Urgell), els Vilars, en Arbeca (Les Garrigues) y otros tantos diseminados por la comarca.
Els Vilars (Arbeca), constituye uno de los poblados únicos en toda Europa. Al parecer, una sociedad enigmática erigió una fortaleza inexpugnable en este poblado situado a 4 kilómetros de Arbeca. En aquella época, las armas eran un tanto rudimentarias, por lo que su inmensa muralla era la mejor garantía para una defensa eficaz. Con cinco metros de anchura, doce torres de defensa y un foso de cuatro metros de profundidad por trece de ancho, los arqueólogos se preguntan el porqué una muralla de estas características. Teniendo en cuenta que nos situamos en plena edad del hierro, este tipo de muralla, por su magnitud, habría soportado un combate medieval. Lejos quedaba todavía la invención de la catapulta.
Por los vestigios encontrados, se sabe también, que se trataba de una sociedad pequeña y rica. Además del cultivo de las tierras, la crianza de caballos era una de las actividades de los ilergetes en Els Vilars. Sin embargo, en el año 350 a C., el poblado fue abandonado por razones que se desconocen. No hay signos de batalla y el perímetro de la fortaleza, así como la delimitación de las casas, continúa intacto.
Molí de l’Espígol, es uno de los yacimientos más importantes de Cataluña ya que constituye uno de los ejemplos urbanísticos más evolucionado entre los ilergetes. La ciudad se divide en dos espacios bien diferenciados: por un lado se encuentra el ámbito urbano, con restos visibles que se pueden visitar, y por otro, el ámbito suburbano, que se extiende más allá de las murallas. En la parte suroeste todavía se puede apreciar la existencia de un antiguo estanque, posiblemente destinado al abastecimiento de agua.
Su momento de esplendor se sitúa entre los siglos IV y III a.C., época en la que el poblado experimentó un importante crecimiento, pasando a ser un punto clave en la capitalización del territorio, donde residía cierto poder político. Posteriormente, hacia el año 200 y con motivo de la II Guerra Púnica, comienza el deterioro de la ciudad.
Gebut (Soses), también citado en algunos escritos grecolatinos por la importancia de sus príncipes Indibil y Mandoni. A 500 metros del núcleo urbano, se encuentran los vestigios de este, no menos, importante poblado ilergete que aparece prácticamente completo, con una calzada central, calles transversales y la planta de los edificios.
Son numerosos los hallazgos de diferentes épocas de la historia que han aparecido en la zona. Desde restos de huesos de mamíferos fosilizados, caparazones de tortugas de la era terciaria hasta vestigios de la época romana y un castillo sarraceno que corrobora el origen islámico de la población de Sosses. El fósil de cocodrilo de más de 35 millones de años, en una estado de conservación excelente, se expone en la biblioteca de la población.