La inmensidad del continente africano tiene infinidad de lugares únicos por descubrir. Uno de estos lugares es la Cuidad del Cabo. Fue descubierta allá por ella año 1487 por un navegante, Bartolomé Díaz, quien le daría al cabo en el que se encuentra situada la ciudad el nombre de cabo de las Tormentas. No es muy difícil imaginarse el por qué de este nombre. Hoy en día este cabo lo conocemos como el cabo de Buena Esperanza. Nombre que se le puso por ser considerado un buen lugar para los negocios del comercio marítimo.
Centrándonos más en la ciudad, en su centro conocido con el nombre de Main Road, se pueden encontrar una gran diversidad de alojamientos para todo tipo de bolsillos. En esta calle principal se encuentra el corazón de la ciudad. Está plagada de locales a la última y colores estridentes. Además, tanto su ambiente cosmopolita como su gran vida nocturna, hacen de la ciudad un buen atractivo turístico. En general, el resto de sus calles están plagadas de ritmo.
Sin embargo, hay algo que la hace especial. Su geografía. Sobre la península en la que está situada, se encuentra una escarpada cadena montañosa que termina en Punta del Cabo y sobresale en el Océano Atlántico. Así pues, desde ella se puede disfrutar de unas impresionantes vistas hacia el océano. Protegida además por una muralla natural, el Monte Mesa, en su interior podemos encontrar numerosos picos e impresionantes acantilados de un intenso verdor.
Es un buen lugar para los amantes del vino, ya que en esta región hay un gran número de bodegas. De hecho desde la ciudad parten rutas para el enoturismo. Si te atreves además podrás partir en busca de los tiburones blancos, una especie que recorre diariamente estas costas. Bucear con ellos puede ser una experiencia única en la vida.