Si quieres conocer una de las últimas islas vírgenes que quedan en el Caribe, tu destino para estas vacaciones es: Bonaire. Esta pequeña isla está consiguiendo mantenerse ligeramente afectada por el desarrollo, lo que la convierte es un destino de ensueño. Si decides visitarla podrás elegir actividades tan relajantes como la observación de aves o simplemente no hacer nada.

Bonaire es todo un paraíso para aquellos a los que les gusta practicar submarinismo y snorkel. Esta isla no atrae a grandes multitudes como su vecina Aruba, donde se pueden incluso pasar algunas veladas en alguno de sus pequeños casinos. En lugar de ello, las aguas turquesas de Bonaire invitan a los viajeros a descubrir coloridas nubes de peces tropicales.

Es curioso, los flamencos casi superan población humana de la isla. Hay aproximadamente 200 especies diferentes de aves (no sólo hay flamencos) entre las que podrás observar: pelícanos, loros, pericos, garzas, colibríes, etc. Así que acuérdate de llevarte unos buenos prismáticos. Los bonaerenses protegen celosamente su precioso entorno. A pesar de que buscan ansiosamente que el turismo acuda a su preciosa isla, no están interesados en la creación de otro Aruba.

A diferencia de algunas islas de la zona, Bonaire no sólo está rodeada de arrecifes de coral también podrás descubrir la parte superior una montaña submarina que se encuentra a su alrededor. La isla se encuentra cerca de la costa de América Latina, a tan sólo 81 kilómetros (50 millas) al norte de Venezuela. La capital es Kralendijk.