Es uno de los monumentos más característicos de la ciudad de los canales. Nadie que haya estado en Venecia escapa al misterioso encanto del Palacio Ducal. Una muestra exquisita de la arquitectura gótica de los siglos XIV y XV.
Situado junto a la plaza de San Marcos, el Palazio Ducale, en italiano, es una joya digna de admirar. Fue residencia de los dux, sede del gobierno y prisión de Venecia. Si os decidís a visitarlo por dentro, os cautivarán sus estancias decoradas al estilo de la época.
Obra maestra de la arquitectura gótica
Antes de ser el palacio que hoy conocemos, fue un castillo fortificado del siglo XI que acabó destruido en un incendio. El palacio actual se construyó en los siglos XIV y XV, y fue innovador para la época, ya que los arquitectos que lo proyectaron rompieron con la tradición constructiva imperante al apoyar el palacio sobre arcadas de piedra.
El edificio, de mármol veronés de color rosa, posee elementos arquitectónicos de gran belleza, como la escalinata de los Gigantes, en su patio interior, que sólo se empleaba en los actos ceremoniales. Era el lugar en el que se coronaba a los duques. La entrada principal del palacio era la Porta Della Carta, del siglo XV. De allí arranca un corredor que llega hasta el arco Foscarini, un arco triunfal que da al patio.
El puente de los Suspiros
Uno de los elementos del Palacio Ducal que más interés despierta en los visitantes es el puente de los Suspiros, quizá el más famoso de Venecia y, seguramente, de los más fotografiados. Fue construido en el siglo XVII y es de estilo barroco. Unía el Palacio Ducal con la cárcel de la Inquisición, por encima del río Di Palazzo. Debe su nombre a los suspiros que los condenados lanzaban desde el puente al ver por última vez el cielo.