Seguro que si oyes el término “la gran manzana” piensan en una impresionante ciudad: Nueva York. ¿Por qué se la denomina así? Según distintas investigaciones sobre el tema, la primera cita de Nueva York como «la gran manzana» se puede encontrar en el libro El Caminante en Nueva York, escrito en 1909 por Edward Martin, sin embargo, la referencia parece más bien metafórica. Más tarde, el 18 de febrero de 1924, un periodista deportivo de Nueva York, escribió un artículo titulado «Cerca de la Gran Manzana».
Escribió un artículo sobre las carreras de caballo y utilizó dicho término cuando se enteró de que los jinetes de Nueva Orleans, de origen afro-americano, soñaban con competir en los hipódromos de Nueva York, porque los premios que recibirían aquí serían mucho mejores que las típicas manzanas que solían recibir. Unos años más tarde, en la década de los 30, los músicos de jazz comenzaron a llamar a Nueva York «la gran manzana«, por lo que el término comenzó a hacerse mucho más frecuente.
En el mundo del espectáculo, Nueva York era el lugar más codiciado y era donde todos los artistas querían triunfar. Así apareció un popular club nocturno en Harlem llamado «La Gran Manzana», en el que se tocaba jazz. El público que acudía a estas actuaciones era muy sofisticado. Tocar en «La Gran Manzana» significaba que pronto ibas a crearte un nombre. De hecho, los artistas siempre decían: «Hay muchas manzanas en el árbol, pero sólo una Gran Manzana».
Fue en 1971 cuando el nombre fue aceptado oficialmente por Nueva York en una campaña de turismo. La ciudad había comenzado a perder su esplendor y se estaba convirtiendo en un lugar muy famoso por los altos índices de delincuencia, apagones y huelgas. La campaña se centró en el uso de manzanas rojas para proyectar la imagen de una ciudad luminosa y alegre.