Durante un viaje en avión prolongado, estar sentado durante varias horas se puede tolerar con relativa facilidad. Sin embargo, para muchas personas esto puede representar un problema, sobre todo, si tienen problemas circulatorios. El caso de la trombosis venosa profunda, aunque ocurre muy raramente, se debe a largos períodos de inmovilidad y en personas con cierta predisposición.
La forma más conocida y usual de evitarlo es llevar ropa y calzado cómodos, a fin de evitar la presión sobre la piel y favorecer su ventilación. Otra manera de prevenir posibles problemas circulatorios es realizar una serie de sencillos ejercicios, sin necesidad de abandonar nuestro asiento:
– Mover los dedos de los pies y los tobillos, así como flexionar y extender la piernas.
– Ponerse de pié y contraer brazos y piernas. Cuando las condiciones del vuelo lo permitan, dar pequeños paseos por la cabina, prestando siempre atención a las instrucciones de la tripulación.
– Inclinar la cabeza suavemente hacia un lado, permanecer así durante 3 segundos y expirar (expulsar el aire). Volver a la posición erguida y realizar el mismo movimiento hacia el otro lado. Se recomienda hacer, al menos, tres repeticiones.
– Estirar los brazos hacia arriba e inspirar (tomar aire). Mantener la postura durante 3 segundos. A continuación, situar los brazos detrás de la cabeza y expirar. Repetir tres veces.
– Colocarse de pié junto al asiento, juntar los dedos del pié y apoyarse sobre el suelo. Elevar los talones permaneciendo en esta posición tres segundos. Seguidamente, apoyar los talones elevando los pies. Repetir tres veces.
– Situados de pié junto al asiento, apoyar una mano en el respaldo del asiento. Levantar el pié del lado contrario, llevando el talón hacia la espalda, y sujetarlo con la mano que nos queda libre. Mantener la postura 3 segundos. Seguidamente, repetir el ejercicio con el otro pié.