No, la capital de la perfumería no es Colonia. Dicho privilegio hay que otorgárselo a Grasse, una pequeña localidad francesa situada muy cerca de la Costa Azul en la que apenas viven 50.000 personas.
Aunque en el siglo VII empezó a ser un lugar importante por el comercio de pieles, con el paso de los siglos se convirtió en todo un referente de la perfumería, hasta llegar a considerarse que es la capital del perfume. Y la pregunta obligada es… ¿Por qué?
No te cansarás de su olor
Solo hay que pasear por sus calles durante cinco minutos para darse cuenta de que por allí huele muy bien. No tiene el glamour de París, es cierto, pero el aroma que desprenden las numerosas perfumerías que se asientan en Grasse hacen que uno pasee con los orificios nasales bien abiertos.
Como es lógico, allí encontrarás todos los perfumes de las mejores firmas, los que se anuncian a bombo y platillo cuando llega la Navidad. Sin embargo, la gracia no está en ir a por uno de ellos, sino en apostar por los que se elaboran allí recurriendo a las flores autóctonas y siguiendo recetas que se mantienen intactas desde hace muchísimo tiempo.
Jazmines, rosas y nardos son algunas de las especialidades de la zona, así que ya puedes ir imaginándote lo bien que huele Grasse.
Una visita obligada es la del Villa-museo Fragonard, que es una perfumería muy famosa que no solo te permitirá oler algunos de los mejores perfumes que se elaboran allí, sino que también conocerás de primera mano el proceso de elaboración de las esencias y otras curiosidades como la magia que hay detrás de packaging empezando por los frascos y terminando por las etiquetas. Todo ello terminando el recorrido en una tienda de la que difícilmente te irás sin comprar algo.
¿Más puntos de interés en Grasse? El Museo Internacional de la Perfumería, donde queda claro que la ciudad se ha convertido en un referente mundial del sector a pesar de que no se está promocionando como tal más allá de las fronteras francesas. Allí también te muestran las etapas de elaboración del perfume y puedes ver frascos y etiquetas de todo tipo, al tiempo que te permiten visitar el invernadero para dejarte llevar por la fragancia más característica de la Provenza más floral.
Mucho más que la capital de la perfumería
Lo mejor de todo es que Grasse no solo vive de los perfumes. El turismo viene atraído por el buen olor que desprenden sus calles, pero también por la belleza de su arquitectura medieval. Caminerás por callejuelas empedradas, verás fuentes y hasta una preciosa catedral del siglo XI llamada Notre-Dame du Puy. Además, tampoco deberías perderte el antiguo casino Belle Époque.
El hecho de ser una ciudad medieval nos permite intuir que caminar por sus calles requiere un esfuerzo, puesto que hay rampas, escaleras y desniveles que ponen a prueba rodillas y tobillos. Por suerte, siempre estás a tiempo de tomarte un respiro en las plazas y en los parques que encontrarás durante el recorrido. Es más, cuenta con un precioso Jardín Botánico que es de obligada visita.
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