El mal agudo de montaña también es conocido como mal de altura o mal de montaña. Este se debe a la falta de adaptación del organismo a la hipoxia (privación del oxígeno en el cuerpo o en alguna parte en concreto) de la altitud. Suele afectar mucho más a los fumadores y a las personas con problemas cardiacos. En torno a los 5.000 m. de altura hay alrededor de la mitad del oxígeno que se respira a nivel del mar.
Con el tiempo el cuerpo humano se adapta a la altitud mediante el aumento de los glóbulos rojos. Algunos días de parón en el camino para ir acostumbrándose a los cambios son muy recomendables. Por ejemplo, un par de días en Arequipa (Perú) a unos 2.300 m. de altitud, antes de continuar tu viaje hacia Cusco y el Camino Inca a 4.000 m. más de altura, serán de gran ayuda para tu cuerpo y te ayudarán a tener un mayor rendimiento durante la travesía.
Algunos de los lugares más populares donde puedes sufrir este problema sin que te haga falta escalar una montaña son: Perú, Bolivia, México y el Tíbet. Los síntomas podemos dividirlos en dos etapas:
– Etapa 1: mareo, náuseas, dolores de cabeza, insomnio, dificultad para respirar, pérdida de apetito. Intenta descansar, comer bien y beber mucha agua. En un par de días te pondrás bien. Pero si los síntomas continúan pasarás a…
– Etapa 2: tos seca, vómitos, confusión, pérdida del equilibrio y de la coordinación. Finalmente se puede producir un edema pulmonar. Continúa hidratándote y baja tan pronto como sea posible. Llama al médico para que te aconseje la ingesta de algún medicamento.