Japón en general, y Tokio en particular, son destinos soñados para cualquier viajero. Una cultura desconocida y sorprendente, una estética diferente, paisajes increíbles… Si tenéis pensado viajar a Tokio en los próximos meses, necesitáis información práctica que os facilite vuestra estancia allí.
Cuando una llega a Tokio, siente el impacto del cambio cultural con toda su magnitud. Es algo que va más allá del hecho de que los japoneses tengan costumbres diferentes a las nuestras. Es que allí todo es diferente: las relaciones entre las personas son distintas, y también las reglas de convivencia. Aquí tenéis algunos consejos útiles para que disfrutéis al máximo de vuestra estancia en Tokio.
Superar la barrera idiomática
Para empezar la primera prueba que tendréis que pasar es la idiomática. El idioma será el primer escollo a superar, ya que la mayoría de los japoneses no hablan inglés, que es el idioma que solemos chapurrear cuando salimos al extranjero y en el que nos comunicamos con el resto de habitantes del mundo. Sin embargo, el inglés que hayas podido aprender no te servirá de mucho en Tokio, aunque en los lugares turísticos podrás comunicarte con paciencia y algo de esfuerzo. Es buena idea aprender alguna palabra en japonés para poder hablar con la gente a pie de calle.
El tema del silencio es importante también para los japoneses. Están acostumbrados a no hacer apenas ruido cuando se mueven por la ciudad. Por eso, tened cuidado con los gritos y el volumen de vuestras conversaciones. Además, en los transportes públicos está prohibido usar el teléfono móvil.
Moverse por la ciudad
En Tokio la gente se saluda con una leve inclinación de la cabeza. Ellos no se dan la mano y mucho menos se besan. Conviene tener esto en cuenta si queréis caer bien desde el principio a los nuevos amigos que hagáis allí.
Si tenéis que coger un taxi (tened en cuenta que allí es bastante caro) llevad la dirección apuntada en un papel, en japonés. Los taxistas hablan sólo ese idioma. Coger el metro es la forma más rápida y eficaz de moverse por la ciudad, eso sí, evitando las horas punta, cuando los empujadores profesionales de los que seguro que habéis oído hablar entran en acción. Una curiosidad: hay vagones exclusivos para mujeres para evitar posibles abusos.