Los Balcanes es una de las zonas de más interés de la antigua Yugoslavia. Y, aunque hay zonas que sí son más visitadas que otras, lo cierto es que sigue siendo a día de hoy un territorio bastante desconocido para muchos turistas a pesar de las diferentes joyas arquitectónicas y maravillosos paisajes. Vamos a hacer un recorrido por los principales para que, si viajas a la zona, no te pierdas ninguno de ellos. La ruta nos lleva a Serbia y Montenegro.
Serbia
Dentro de Serbia, lo primero que hay que visitar es su capital Belgrado. Conocida como ‘La Puerta de los Balcanes’ es una de las ciudades más antiguas de Europa y cuenta con una dilatada historia. No en vano, ha sido arrasada y reconstruida en hasta 38 ocasiones.
Una de las principales características de esta ciudad está relacionada con su ubicación, puesto que se halla en la confluencia de dos grandes ríos: Sava y Danubio. Es una zona llena de paseos por sus orillas con parques, restaurantes y cafeterías y con la posibilidad de ir en barcaza para disfrutar de unas vistas espectaculares.
Ya dentro de la ciudad, el recorrido nos lleva al distrito de Savamala, en las orillas del Sava, para apreciar el arte, incluidos los artistas callejeros, a través de centros culturales, galerías… Los artistas también se encuentran en Skadarlija, donde hay una amplia zona de restaurantes.
Otro de los lugares de interés es la plaza principal de Belgrado, así como la calle Knez Mihailo, que es la principal vía peatonal de Belgrado y que está protegida. Tampoco hay que dejar la ciudad sin visitar la fortaleza de Kalemegdan, la antigua ciudadela, el Palacio Blanco o el Monumento al Príncipe Mihailo.
Además de Belgrado, otra de la ciudad que conviene visitar es Subotica, donde se pueden ver magníficos edificios modernistas y el lago natural de Pálic, es el más grande de Serbia.
Serbia también es rico en naturaleza. Uno de sus grandes atractivos es ‘La Puerta del Podrinje’, que es un mirador desde el que se observa Bosnia y Montenegro. Pintoresco es el pueblo de Bajina Basta y el Parque Nacional de Tara en el que llama la atención la ‘Casa en la roca’, que es una casa en medio del río Drina, los bosques y el impresionante cañón sobre este río. Otro mirador que merece la pena ver es el ‘Banjska stena’, que tiene vistas, precisamente, a este cañón.
Montenegro
Otra de las joyas de los Balcanes es Montenegro. La ruta se puede hacer a través del Parque Nacional de Tara y a través del puente de Djurdjevica, que cruza el río, llegando a Durmitor, que se caracteriza por sus altos riscos, bosques, lagos y cuevas glaciares como la Cueva de Hielo, que es Patrimonio de la Humanidad.
El Parque Nacional Durmitor, ya en Montenegro, concentra una de las mayores colecciones de paisajes en los que destacan lagos relucientes y el cañón más profundo de Europa. Son atractivos a los que se suman alrededor de 50 picos más altos que 2.000 metros sobre el nivel del mar y una impresión especial de 18 lagos glaciales, conocidos como ‘ojos de montaña’, que están ubicados sobre el nivel del mar. De ellos, resalta el Lago Negro por su paisaje.
Al igual que en Serbia, Montenegro también merece una visita por sus ciudades. Podgorica es su capital, que está situada en la confluencia de dos ríos. De su centro histórico –no queda mucho por la destrucción en la Segunda Guerra Mundial-, destaca la Catedral de la Resurrección de Jesucristo con espectaculares pinturas interiores y esculturas en el interior, la Torre del Reloj o el castillo de Tvrdava Ribnica. Otras joyas de Montenegro son el Monasterio de Moraca, que es arte sacro ortodoxo y se llega desde Kolasin.