Situado a 32 kilómetros de la frontera con Costa Rica, el archipiélago de Bocas del Toro se compone de seis islas densamente boscosas, decenas de islotes deshabitados y el Parque Nacional Marino Isla Bastimentos que es el parque más antiguo de Panamá.
La clave de este archipiélago se basa en el encanto de las pequeñas ciudades que lo componen, la vida tan caribeña de sus habitantes y la ausencia de megahoteles. Todo esto ha permitido conservar la belleza del archipiélago convirtiéndolo en un lugar idílico. Incluso las zonas más desarrolladas de las islas, como las de la Isla Colón, poseen un fuerte sabor local con una lenta y tranquila forma de vida.
Bocas, además de su tranquilo ambiente caribeño, te permitirá disfrutar de un espectacular entorno natural. Las islas están cubiertas por densas selvas y los bosques están formados por grandes y enredadas palmeras que te permiten pasar hasta las playas bordeadas por cañas y manglares. Bajo el agua, un extenso ecosistema de arrecifes de coral e innumerables especies de peces tropicales harán que tu visita sea inolvidable.
Podrás realizar excursiones a través de enormes franjas de selva hasta llegar a zonas donde parece que ya no existe nada más y las olas golpean la costa. Ten cuidado con encontrarte de frente con los esquivos jaguares e intenta hacer una visita a alguno de los poblados de los Ngobe-Buglé (indios de Panamá). Por desgracia, debes darte prisa si quieres conocer este paraíso tan virgen ya que ya han comenzado a aparecer excavadoras que están comenzado a limpiar zonas para comenzar con la construcción de algún que otro hotel. Es difícil predecir el futuro de Bocas, pero una cosa es cierta; su belleza no durará mucho más tiempo.