La isla de Koh Samui fue descubierta en 1970 por un grupo de mochileros que llegó a ella y que hasta entonces era un lugar totalmente desconocido pero también paradisíaco. Gracias a su belleza, en muy poco tiempo se convirtió en una isla que comenzó a vivir del turismo y a explotar sus atractivos, llegando a ser uno de los destinos más espectaculares de Tailandia. Está en la provincia de Surat Thani, justo enfrente de la costa este del Istmo de Kra.
Hasta principios de los 80 pasó prácticamente desapercibida, pero el boca a boca hizo muchísmo por ella hasta convertirse en lo que es hoy en día: uno de los lugares más visitados del país. A lo ancho mide únicamente 21 kilómetros y el paisaje es inmejorable gracias a que está rodeada de muchísimas islas pequeñitas. Entre la belleza natural más destacable de la isla están sus infinitas playas de arena blanca, las aguas turquesas y cristalinas, los arrecifes de coral y los muchos cocoteros que te encuentras prácticamente a cada paso.
La gran explosión turística llegó en los años 90, lo que cambió en gran manera no solo la isla sino también el estilo de vida de los que vivían en ella. Sin apenas caminos para desplazarse hace 30 años, actualmente hay una perfecta carretera que recorre toda la costa y que deja al otro lado una excelente visión del interior de la jungla y todas sus montañas. En la costa sudeste está la ciudad más importante de la isla, Nathon, que tiene el puerto desde el que se exportan todos sus productos y que es el lugar que recibe y despide a todos los que visitan la isla.
El clima en Koh Samui es perfecto para poder disfrutar de sus playas durante todo el año, y lo que más ofrece este lugar es descanso para desconectar del estrés diario. Para poder llegar allí, puede ser llegando al puerto en ferry o también al aeropuerto Koh Samui, aunque es privado y no lo puede utilizar cualquiera. En cuanto al alojamiento, hoy en día hay ya una gran variedad de hoteles para todos los gustos y presupuestos.