La historia del Vaticano


El estado soberano más pequeño del mundo (apenas tiene 0,44 kilómetros cuadrados), el Vaticano se asienta encima de las zonas bajas de la colina del Vaticano a no demasiado metros al oeste del río Tíber. Centrando su atención en la cúpula de la Basílica de San Pedro y la Piazza San Pietro, para los viajeros es conocida como la capital del catolicismo. Creado en virtud de los términos del Tratado de Letrán de 1929, el Estado de la Ciudad del Vaticano es el único vestigio moderno de los Estados Pontificios.

Durante más de mil años, los Estados Pontificios en Roma, abarcaban gran parte del centro de Italia, pero cuando Italia fue unificada en 1861 y Roma cayó en 1870, el Papa Pío IX se vio obligado a renunciar a la última de sus posesiones territoriales. Las relaciones entre Italia y el papado sin tierra seguían siendo tensas hasta que Mussolini y el Papa Pío XI acordaron formar el Estado del Vaticano en 1929.


Bajo los términos del Tratado de Letrán, se otorgó a la Santa Sede una autoridad extraterritorial. Como Estado independiente, el Vaticano tiene su propio servicio de correos, monedas, periódicos, emisoras de radio y su propio ejército. Los guardias suizos vestidos llamativamente fueron “creados” en 1506 por Julio II para defender los Estados Pontificios contra los ejércitos invasores y son aún hoy en día los responsables directos de la seguridad personal del Papa.


Imprescindibles durante tu visita museos Vaticanos y la Capilla Sixtina, que fueron encargados por el Papa Eugenio III en el siglo XII. Los Papas posteriores han ido fortificando y decorando la zona de acuerdo a sus caprichos políticos y artísticos. La Basílica de San Pedro está casi totalmente reconstruida pero por su interior han pasado muchos de los mejores artistas de todos los tiempos: Bramante, Rafael, Antonio da Sangallo, Miguel Ángel, Giacomo della Porta, etc.

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