En la región turca de Capadocia se encuentra el pueblo y el valle de Goreme. Un paisaje tan extraño que parece sacado de un cuento, pero es real. Aunque parezca que el lugar hubiese sido diseñado por un artista, el moldeado de sus mesetas son el resultado de la erosión natural que han sufrido durante miles de años. Es un lugar mágico envuelto por montañas con formas caprichosas.
El lugar ha sido reconocido como Patrimonio de la Humanidad. Así el Parque Nacional de Goreme se ha convertido en un paisaje único en el mundo. Sus montañas redondeadas en las cuales se pueden apreciar las chimeneas de hadas(rocas de formas alargadas que han sido creadas por la erosión del agua y el viento), hacen que el lugar tenga un cierto parecido con los parajes lunares. En general la región posee un terreno volcánico muy erosionado en el que se crean esas curiosas formaciones.
Además, a lo largo de este valle se pueden encontrar numerosas construcciones que se excavaron en las rocas allá por los siglos III y IV. Infinidad de casa, templos y monasterios, conectados incluso por túneles, y en cuyo interior existen además diversos frescos cristianos de los siglos XI y XII, todos ellos de gran belleza.
Aparte del paisaje, lo increíble del lugar es por tanto la habilidad que tuvieron todos aquellos habitantes de la región para cavar y construir en el interior de estas montañas. Hay incluso algunas casas que directamente fueron construidas bajo tierra, con laberintos subterráneos protegidos ante el enemigo. Tanto en la ciudad de Kaymakli como en Derinkuyu, se pueden visitar este tipo de viviendas. Actualmente se pueden explorar tanto estas ciudades como todas las casa, cuevas, monumentos y templos del lugar.