El número de pueblos de gran belleza en España no tiene igual. Cada rincón del territorio interior como del litoral alberga alguno de ellos. Y, en esta ocasión, vamos a hacer una parada en Alicante, una provincia que es muy conocida por sus principales localidades turísticas y sus playas, pero que también tiene pueblos, situados en la costa, que bien merecen una visita o una estancia. Es el caso de Moraira. Una localidad de playas con mucho encanto, pero también con lugares con mucha, mucha historia y tradición.
El pueblo
En la Costa Blanca de Alicante se encuentra Moraira. Uno de sus principales atractivos son las playas vírgenes, ideales para el descanso y relax. Entre ellas destacan la Playa de l’Ampolla y la del Portet.
Esta oferta de playa se completa con la posibilidad de pasear por los senderos costeros en los alrededores y que cuentan con magníficos miradores. Las opciones de adentrarse en este pueblo aún van más allá, puesto que es un entramado de caminos de ronda y antiguas sendas de pescadores por los acantilados cercanos al pueblo.
Desde estos enclaves, además, es posible ver otros rincones próximos de gran belleza como Cap d’Or, la Cala Llebeig o la Cala del Moraig con importantes atractivos. Las propuestas se completan con la rica gastronomía para probar y degustar, especialmente, el marisco.
Y, si se quiere otro tipo de ocio, apostando por la cultura y la historia, el pueblo tampoco desmerece en este aspecto. Aquí se encuentra el Castillo de Moraira, construido a principios del siglo XVIII para defender la costa de los ataques piratas y corsarios berberiscos.
En la actualidad, este castillo alberga en su interior una exposición permanente en relación a las torres vigía en tiempo de Felipe II. También se puede ver un audiovisual sobre el mar y la piratería, que se emite en diferentes idiomas. Y, ya que se va al castillo, no hay que perderse la vista del sol en la que se observa como se hunde en el mar. Un espectáculo sin igual.