Skopje es una ciudad que no suele figurar entre los destinos favoritos o, por lo menos, en las primeras opciones a la hora de planificar un viaje de turismo o placer. Sin embargo, es una capital que es una buena opción porque es muy entretenida y ofrece muchas posibilidades para hacer turismo. No en vano es la capital de Macedonia y de los Balcanes porque es el principal centro no solo político y económico, sino también educativo y cultural.
Qué ver
Skopje ofrece una buena combinación de monumentos, museos, fuentes… entre otros atractivos para ver. Es una ciudad en la que se aúna la historia antigua y moderna, que convergen en perfecta simbiosis. Y esa no es su única curiosidad. Y es que esta capital es como un puente o nexo de unión entre el mundo Occidental y el de Oriente.
El recorrido por las calles de la ciudad está marcado por las estatuas de guerreros de grandes dimensiones y grandes edificios neoclásicos, aparte de encontrar museos que llaman la atención por su revestimiento de mármol. Y eso no es todo porque sus fuentes son monumentales.
Visita obligada son las calles estrechas en el Antiguo Bazar, la Carsija, que está considerado como el bazar más grande conservado en los Balcanes, aparte de ser el mayor centro de animación de la ciudad en el que hay teterías, mezquitas y tiendas de artesanía, entre otros atractivos.
Entre los mejores paseos que se pueden dar por la capital está el recorrido por el muelle del río Vardar, que es atravesado por el Puente de Piedra otomano, que fue construido en el siglo XV y que es la unión entre la parte más antigua y la más moderna de la ciudad.
Tampoco hay que olvidarse de subir a la fortaleza Tvrdina Kale, que tiene 1.500 años de antigüedad y que es de origen bizantino, aunque luego fue otomana. El teleférico es otro de los atractivos para ir al monte Vodno desde el que se divisan magníficas vistas de esta ciudad y de los altos picos de las montañas de Macedonia.