El Golfo de Nápoles es una de las zonas del mundo que siempre figuran en las primeras posiciones de los rankings de lugares bellos para visitar. Y no es para menos. En esta parte de Italia están municipios tan bonitos como Amalfi, Sorrento o Positano. Pero los lugares con encanto son muchos más. Y, dentro de ellos, no podemos dejar de hablar de Capri. Una isla en el mar Tirreno y en la región de Campania, que se ha convertido desde hace muchos años en uno de los principales puntos de atracción turística de italianos y turistas extranjeros que la visitan por su gran belleza. Un destino que sigue siendo principalmente para personas de la jet set –aunque puede visitarla cualquier persona-, y en el que se impone el lujo, que se combina con su encanto tradicional y la estructura de la antigua época romana. Es una isla con encanto y en un entorno de ensueño por el que muchas firmas de moda y lujo se decantan para sus spots publicitarios como es el caso de un más que conocido anuncio de perfume de Dolce & Gabbana en sus populares faraglioni. Pero Capri es muchísimo más.
De interés turístico
Una de las primeras cosas que se tienen que hacer en Capri es recorrer su costa. A través de ella se verán diversas casas e, incluso, algunos restaurantes que están situados en plena montaña.
Además, en este recorrido por el litoral, se observan otros lugares de interés como la pequeña Playa de los Enamorados a la que solo se puede llegar a nado y que se presupone que es el punto de encuentro de las parejas.
La costa también deja otros entornos maravillosos como la llamada Catedral del Mar que es una entrada en la roca que ha ido haciendo el agua del mar. Su imagen es bastante llamativa porque en la entrada parece que hay estalactitas, mientras que en su interior la propia erosión ha ido haciendo una imagen, que recuerda a la de una virgen.
El recorrido en barco por esta costa también lleva a ver otra de las zonas más reconocidas en Capri: los faraglioni. Uno de ellos puede atravesarse, pasando por debajo del llamado Arco del Amor en el que las parejas se prometen amor eterno.
Y, por supuesto, en el recorrido por la costa hay que estar atento a la figura de un niño sobre el que figura una leyenda en la que se indica que hay que saludarlo para volver a visitar Capri de nuevo.
Aparte de la costa, el interior de Capri es de gran belleza. Bien merece la pena una visita por la zona del puerto en la que hay animados comercios en los que comprar las campanitas de la suerte que protegen a las personas, de acuerdo con la leyenda en torno a San Miguel. Un recuerdo que es típico de la isla.
Pero, además, también se pueden comprar productos totalmente personalizados como las sandalias que se hacen a medida en el acto y que uno mismo diseña a su gusto, aunque en la tienda hay numerosos diseños de muestra e, incluso, sandalias ya hechas para comprar.
En Capri, tampoco puede faltar la subida al teleférico para acceder a lo alto de la isla y ver unas impresionantes vistas de la Costa Amalfitana y del Golfo de Nápoles, así como del volcán Vesubio.
Por su puesto, se debe visitar su piazzeta central y la calle de tiendas de marcas de lujo, al igual que los restaurantes y los famosos hoteles en los que suelen hospedarse diferentes famosos y personas de la jet set internacional.
El recorrido por las calles de Capri lleva a los conocidos jardines de Augusto, que son de gran belleza por la vegetación, plantas y flores que hay en ellos, pero también por las vistas del mar y de la costa.
Otros puntos de interés son las villas en las que residió el emperador Tiberio, así como Julio César y Augusto. La importancia histórica lleva también a visitar la zona de Anacapri en la que, por ejemplo, se encuentra la Iglesia Medieval de San Michel y la de Santa Sofía, aparte de observar otras villas romanas.
Y, por supuesto, si queda tiempo, un buen baño en sus aguas paradisíacas es el colofón perfecto a las vacaciones en Capri.