Francia no solo es uno de los países más visitados del mundo por el atractivo de París y su icónica Torre Eiffel. Nuestro país vecino tiene mucho más, como por ejemplo los castillos del Loira o pueblos como Riquewihr, del que tengo que decir que es el más bonito de todos.
Situado en el departamento de Alto Rin, en la región de Alsacia, apenas tiene 1.000 habitantes que están acostumbrados a recibir la visita de turistas que llegan cámara en mano con ganas de enamorarse de sus pintorescas calles.
Belleza alsaciana y sabor a vino
Uno de los primeros puntos a favor de Riquewihr tiene que ver con el clima, que suele ser bastante agradable pese a estar muy lejos de los pueblos que forman parte de la mediterránea Costa Azul. Eso te invita a pasear contemplando sus casas de estilo alsaciano, que viven rodeadas de viñas y exhiben una bonita decoración floral tanto en los balcones como en las fachadas. El hecho de que haya tantas viñas explica por qué forma parte de la denominada Route des Vins (Ruta de los Vinos), estando a solo 15 kilómetros de Colmar (una ciudad espectacular en la que también puedes degustar un excelente vino).
Su pasado medieval se mantiene prácticamente intacto. Lo podemos confirmar contemplando su muralla, ya que gran parte de ella continúa en pie. Eso hace que el pueblo esté dividido en dos partes claramente separadas, pudiendo acceder a la parte más antigua a través de un bonito pórtico (el del ayuntamiento) en el que querrás fotografiarte antes de caminar por la calle principal.
Puntos de interés no le faltan
Esa calle general es la Rue del General de Gaulle, y como no podía ser de otra forma está repleta de casas alsacianas con el característico entramado de madera que tanto nos gusta. Las hay con flores en los balcones y las hay con fachadas muy coloridas, así que el entretenimiento visual está garantizado.
Andando por dicha calle también es posible contemplar la Torre Dolder, una torre de vigilancia construida en el siglo XIII que mide 25 metros de altura y que también es digna de una fotografía. Eso si la miras desde dentro, porque desde la zona que está fuera del casco antiguo luce un aspecto bélico que nada tiene que ver con las flores y la madera que exhibe en la fachada interior.
Justo al lado de la torre hay otro punto de interés. Se trata de la Fuente Sinne, que en el pasado era el lugar al que acudían todos los habitantes para limpiar barricas y recipientes de vino. Es del siglo XVI y está rematada con un león.
¿Más cosas bonitas en Riquewihr? Un monumento Memorial a los hijos fallecidos durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial, la Torre de los Ladrones (llegó a ser la cárcel del pueblo) o las iglesias de Notre Dame, San Erard y Santa Margarita.
Si lo visitas en Navidad…
Para terminar, también me gustaría hablar de su mercado navideño. Se celebra desde finales de noviembre y se alarga durante todo el mes de diciembre. El pueblo se transforma porque los monumentos se iluminan y los comerciantes ponen a la venta un sinfín de productos artesanos inspirados en la Navidad. Todo ello amenizado con galletas y chocolate caliente para soportar el frío.
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