Tengo que empezar este artículo comentando que conocí Bath gracias a una ruta por los Cotswolds, que como seguramente ya sabrás es una zona del sur de Inglaterra a la que se conoce como campiña inglesa. En mis planes no entraba ir a ciudades, ya que todo el encanto reside en los pueblos. Sin embargo, había oído hablar maravillas de Bath y no tuve más remedio que dedicarle algo más de un día completo.
No me arrepiente en absoluto de haber tomado esa decisión, ya que fue un gran descubrimiento, uno de los lugares que más disfruté a pesar de ser una ciudad de más de 80.000 habitantes que no tenía la misma magia que tienen pequeños pueblos como Lacock, Castle Combe o Burford.
Lo que no deberías perderte en Bath
Bath, que por si no lo sabías fue nombrada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987, es una ciudad que fundaron los romanos, algo que explica que no solo haya monumentos y edificios de la época, sino que también hay unas termas romanas que desde hace muchos años son el principal atractivo turístico del lugar.
Recomiendo visitar las termas, por supuesto, pero creo que es importante decir que la entrada cuesta 16,50 libras, que son unos 20 euros al tipo de cambio actual. Además, los niños pagan 10,25 libras desde los 6 hasta los 16 años, así que para una familia puede suponer un importante desembolso que hay que valorar.
El Royal Victoria Park es otro de los imprescindibles. Lo inauguró la princesa Victoria en 1830 cuando solo tenía 11 años. Tiene un lago, un jardín botánico y un aviario. Es un lugar magnífico para pasear y relajarse, e incluso es posible practicar deportes como el tenis o el golf.
Otro de los imprescindibles es el Royal Crescent, un bloque de edificios con forma de semi-elipse que impresiona por su belleza. A diferencia de lo que suele ser habitual, que es construir un edificio aprovechando la altura, en este caso hay que decir que es como una especie de edificio con una anchura que no es para nada habitual.
La Abadía de Bath también hace que se dispare el flash de muchas cámaras. Es del siglo XI y podríamos decir que es un lugar idóneo para celebrar conciertos, ya que allí tienen un órgano Klais Orgelbau y cada año se organizan más de 20 conciertos y recitales con ese instrumento como protagonista.
Si paseas por la ciudad no te costará encontrar el Puente Pulteney, una estructura diseñada por Robert Adam en 1769 con el objetivo de asombrar al mundo. Es de arquitectura clásica y sorprende que en su interior haya tiendas y establecimientos donde puedes tomarte un café mientras contemplas unas vistas privilegiadas del río Avon, que es el que atraviesa casi todo Bath.
El Jane Austen Centre es otro lugar que llama la atención de los turistas. Normal teniendo en cuenta que es una exposición permanente sobre una escritora a la que se la conoce, sobre todo, por ser la creadora de «Orgullo y Prejuicio». Vivió en Bath entre 1801 y 1806, lo que les ha valido para sacarse de la mano una visita turística que puede ser gratuita si asomas la cabeza y le das un vistazo rápido, ya que con un guía te cuesta 11 libras.
Un fin de semana es suficiente
¿Un día es suficiente para ver lo más importante de Bath? Bastante justo diría yo, pero si no te entretienes y vas a un buen paso puedes verlo casi todo. La mayoría de puntos de interés están muy cerca entre sí y eso hace que sea la típica ciudad de la que te puedes empapar por completo en un solo fin de semana. Y hablando de empapar, no olvides llevar un paraguas porque lo más normal es que llueva.
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