Comparar montañas es muy subjetivo e impreciso, sin embargo, pocos negaran que los más de 640 km (397 millas) que conforman las Rocosas canadienses, que se extienden a lo largo de Alberta llegando a British Columbia, son unas montañas que forman uno de los lugares más extravagantemente bellos del mundo.
Esta impresionante cadena montañosa lleva siglos formándose combinando las diferentes fuerzas de la naturaleza. En sus valles y sus boques no te resultará nada difícil encontrar todo tipo de pequeños y grandes mamíferos, flores silvestres, ríos y lagos de agua cristalina.
Banff National Park es un destino de temporada. Las mayores vistas las recibe en verano cuando se pueden realizar largos paseos por sus interminables senderos, aunque para los amantes al ski, también hay una obligada visita en invierno. Millones de personas visitan el parque todos los años sobre todo durante los meses de julio y agosto, que son los meses más calurosos y secos en el parque.
Se puede visitar a finales de la primavera (mayo-junio) o a principios de otoño (septiembre), cuando además los precios son más bajos, hay menos gente y las temperaturas hacen la estancia mucho más cómoda. El inconveniente de una visita fuera de temporada es el hecho de que no se pueden ver demasiadas flores silvestres, que hacen que el paisaje sea mucho más bonito.
Si vas a pasar todo el día en la zona, comienza el día temprano y dirígete al Centro de Información de Banff, donde se puede recoger información y mapas sobre los principales sitios que hay que visitar. Una de tus paradas puede ser Lake Louise y continuar después caminando hacia Johnston Canyon donde podrás disfrutar de su espectacular cascada. Asegúrate de cenar en un buen sitio, ya que te lo habrás ganado después de un día agotador.