«Tassie» (como se la conoce cariñosamente) lo tiene todo: un gran desierto deshabitado, una bonita playa, abundante vida silvestre en el Parque Nacional Narawntapu, comida gourmet y un exquisito vino en el valle de Tamar. Los más deportistas podrán practicar ciclismo, rafting y kayak. No te pierdas la Bahía, haz alguna escarpada a Cradle Mountain. Lugares salvajes como estos son la esencia de Tasmania.
La población de Tasmania está concentrada en el norte y el sureste de las costas, donde la zona es mucho más fértil, el paisaje es más accesible y los puertos permiten que lleguen todo tipo de visitantes. Por el contrario, en el sudoeste y en el oeste están las costas salvajes, desoladas y remotas.
La falta de transporte hace que el suroeste de las montañas y las selvas tropicales constituyan una de las últimas grandes zonas silvestres del mundo cuya gran mayoría figuran en la lista del Patrimonio Mundial. Tasmania tiene cuatro estaciones, a pesar de que las tormentas de invierno pueden invadir la región en cualquier momento del año.
Los días de verano son cálidos pero no calurosos y las noches de verano son frescas. En otoño, los días son soleados y en ocasiones por las noches pueden producirse heladas. El invierno es húmedo, frío y tormentoso, particularmente en el oeste. El este es una zona más nublada, a pesar de su menor pluviosidad, pero en el norte y en el sur, los días sin viento son muy agradables. La primavera es ventosa y las tormentas todavía barren la isla.