Situada en el centro de Holanda, fue entre los siglos XI al XVI la ciudad más importante del país. En ella nació el único Papa holandés y en ella se estableció la República holandesa en 1579. Sus canales no tienen nada que envidiar a los de otras ciudades de Holanda. Tampoco sus tiendas, sus restaurantes o sus jardines. Además cuenta con el más asombroso y variado repertorio de museos que puedas imaginarte.
Utrecht tiene sus propios monumentos emblemáticos, como la Torre Dom, orgullo de la ciudad, visible casi desde cualquier punto en el que te encuentres de la ciudad. Los habitantes proclamaron durante años que la torre de su catedral era la más alta del país. Sus 112, 32 metros eran el techo de un país sin montañas.
La Catedral empezó a construirse en el siglo XIII después de que un fuego destruyera el templo románico anterior. Los trabajos de la nave central finalizaron en 1517 pero debido a la falta de presupuesto eliminaron todos los contrafuertes y en 1674 se desplomó durante un huracán. El espacio que ocupaba la nave central del templo es el que hoy ocupa la Plaza Dom, en cuyo pavimento unas losas de distinto color señalan el lugar en el que estuvieron apoyadas las columnas de la iglesia.
Como curiosidad, comentaros que un rincón secreto que no deberías perderte es el Betje Boerhave´s Shop. Pregunta por la calle Hoogt, un escondido callejón sin salida cercano al edificio de correos, en el que aguarda una pequeñita tienda de dulces fundada en 1873. Venden caramelos a granel, té, lentejas al peso, chocolate, infusiones o dulces de marcas que no se encuentran con facilidad en el mercado.
Te dejará un dulce sabor de una sorprendente visita a Utrecht.