Antes de que leas este artículo un aviso: Escocia es un país que te enganchará desde el primer día y siempre querrás volver. Lo digo porque me ha pasado, y porque también le ha pasado a otras personas de mi entorno que se han enamorado de unas tierras que esconden muchos secretos y misterios que todavía están por resolver.
Si quieres pasar una semana en Escocia y buscas un plan completo que te permita ver lo más importante, toma nota de la siguiente ruta, que es la que pude completar sin demasiados agobios (y sin demasiados descansos, todo hay que decirlo). Para realizarla, eso sí, es imprescindible que alquiles un coche nada más pisar el aeropuerto.
Primer día: Glasgow
Todo empezó en Glasgow, la segunda ciudad más importante de Escocia. Es muy conocida por los dos equipos de fútbol de la ciudad, que desde siempre han sido los que más competiciones locales han ganado. Me refiero al Celtic de Glasgow y al Glasgow Rangers. Este último cambió recientemente su denominación al desaparecer y ahora mismo está intentando volver a la Scottish Premier League, que es la Primera División escocesa para que nos entendamos.
Con un día tendrás suficiente para ver Glasgow, la segunda ciudad más importante del país con unos 600.000 habitantes. Para mí fue el punto de partida y el punto de regreso, puesto que viajé hasta el Aeropuerto de Prestwick con Ryanair, que era la opción más barata. Está a 46 kilómetros de Glasgow, pero merece la pena por el ahorro.
La Catedral de Glasgow, de estilo neo-gótico, y la Necrópolis, que está justo al lado, son los lugares que no te puedes perder por nada del mundo. También merece la pena ir a George Square, la plaza más grande de la ciudad, donde se encuentra el City Council, que es el ayuntamiento. Este último admite visitas sin que tengas que pagar por ello, así que puedes echarle un vistazo a lo que hay dentro.
La estación de Glasgow es otro punto con encanto y también puedes ir a ver la Galería de Arte Moderno, que esconde obras de lo más extrañas y divertidas. Por último, si te sobra tiempo, puedes ver el Tradeston Bridge, un puente peatonal que fue inaugurado en 2009.
Ubicación exacta de Glasgow.
Segundo día: Edimburgo
De camino hacia Edimburgo, que es la capital de Escocia, puedes ir al lago Lomond, que está 23 kilómetros al norte de Glasgow. Por superficie es el mayor lago de Gran Bretaña, pero el Lago Ness le supera en volumen. Podrás pararte en ciertos puntos para contemplar su belleza y hacerte fotos, que serán las primeras, pero no las últimas, con un espectacular paisaje de fondo.
Después de eso, Edimburgo te recibe con los brazos abiertos. Es una ciudad espectacular, con muchas cosas para ver y con un castillo que te atrae desde el primer momento. Puedes comprar las entradas para ir a verlo por Internet o en taquilla. Ahora mismo por Internet veo que la entrada para un adulto (entre 16 y 59 años) cuesta 16 libras, mientras que las audioguías salen por 3,50 libras. Los mayores de 60 años pagan 12,80 libras por la entrada y 2,50 libras por las audioguías, mientras que los niños (de 5 a 15 años) pagan 9,60 libras por la entrada y 1,50 libras por las audioguías.
Desde el castillo podrás contemplar unas vistas privilegiadas de la ciudad. Tendrás que dedicarla un par o tres de horas para disfrutar del recorrido y entender toda la historia que encierra. Además, te conviene saber que a las 13:00 horas disparan el cañón One O’clock Gun, que suena todos los días del año menos los domingos, el día de Navidad y Viernes Santo.
Te sorprenderá ver una pequeña terraza ajardinada con tumbas en las que fueron enterrados tanto soldados como mascotas. Sin embargo, el animal que se lleva todo el protagonismo es un elefante aficionado a la cerveza que fue traído desde Ceylán, Sri Lanka.
Si decides visitar el castillo por la mañana, saldrás con hambre porque habrás andado mucho. En ese caso puedes estar tranquilo, puesto que hay muchos restaurantes cercanos a esa zona. Podrás elegir entre italianos, restaurantes típicos de Escocia, cadenas tipo McDonald’s… Tienes varias opciones.
Por la noche no tendrás problemas para disfrutar. En sus bares encontrarás la mejor cerveza y el ambiente más genuino de Escocia. No te costará mucho encontrar bares de copas con actuaciones en directo, pero antes merece la pena realizar un tour sobre los misterios de Edimburgo (Ghost Tour). Está organizado por españoles y te piden que les des lo que tú consideres (con 5 libras por barba cumples). Te llevan a lugares tan especiales como un cementario y te cuentan historias para ponerte los pelos de punta. Es altamente recomendable.
Por la tarde puedes pasear tranquilamente por la Royal Mile, la calle más importante de la ciudad, la que sirve para comunicar el Castillo de Edimburgo con el Palacio de Holyroodhouse. Este último sigue siendo una de las residencias oficiales de la Reina de Inglaterra, y merece la pena visitarlo pagando 11,30 libras (6,80 libras los menores de 17 años y 10,30 libras los mayores de 60 años y los estudiantes).
Otra opción interesante es ir a la Cámara Oscura, que está en la Royal Mile. Trucos visuales, espejos cóncavos e ilusiones ópticas te esperan previo pago de 11,95 libras (8,75 libras los niños de entre 5 y 15 años y 9,95 libras los mayores de 60 años y los estudiantes). Y por último, también te recomiendo ver el Monumento a Scott, una construcción de estilo gótico que se levantó en honor a Sir Walter Scott, un conocido escritor escocés. Mide 61 metros de altura.
Ubicación exacta de Edimburgo.
Tercer día: Edimburgo
El segundo día puedes aprovecharlo para ir a Arthur’s Seat, que es el pico principal de un grupo de colinas que se encuentran en Holyrood Park, un espacio natural situado en el centro de Edimburgo. Otras opciones son visitar la Galería Nacional Escocesa del Retrato, la Galerína Nacional de Escocia, la Catedral de St. Giles o el cementerio Greyfiars. En este último está el monumento de Bobby, un perro que es símbolo de fidelidad, puesto que permaneció 14 años junto a la tumba de su dueño hasta que se murió. Era de la raza Skye Terrier y a día de hoy sigue siendo un héroe para los ciudadanos de Edimburgo.
Para terminar, otra visita obligada es Mary King’s Close, uno de los callejones que se encuentran bajo los edificios del Old Town, la parte vieja. Allí vivían algunas familias en condiciones infrahumanas durante los siglos XVI y XVII. Las plagas, los asesinatos y la miseria reinaban en las vidas de personas como Annie, una niña que dicen que todavía está llorando desconsoladamente porque perdió su muñeca. Por eso muchos turistas deciden llevar muñecos, chucherías o juguetes a este lugar tan peculiar de High Street. La entrada cuesta 12,95 libras (11,45 libras los estudiantes y 7,45 libras los niños de entre 10 y 15 años).
Cuarto día: St. Andrews
Cuando dejas atrás las dos grandes ciudades de Escocia empiezas a ver todo lo que no estás acostumbrado a ver si eres un urbanita. Su paisaje te eclipsa y conducir entre montañas y lagos es como conducir metido dentro de un sueño. Los acompañantes pueden disfrutar de unas vistas privilegiadas y disparar la cámara para recordar momentos inolvidables, mientras que el conductor se olvida de los kilómetros que debe recorrer porque disfruta del viaje (acostumbrado ya las peculiaridades de la conducción en suelo británico).
Un destino cercano a Edimburgo que no puedes dejar de visitar es St. Andrews. Se trata de una pequeña ciudad situada en la costa este de Escocia que apenas tiene 16.000 habitantes, pero que es muy conocida por ser la cuna del golf, puesto que allí se encuentra el club de golf más antiguo del mundo, el Royal and Ancient Golf Club of St. Andrews.
También hay que hablar de su universidad, una de las más antiguas y prestigiosas del mundo. Y a todo eso le puedes sumar la Catedral de St. Andrews (que llegó a ser la más grande del país) y el Castillo de St. Andrews, ambos derruidos desde hace cientos de años. De hecho, la catedral se ha convertido en un cementerio improvisado.
Por último, te recomiendo relajarte dando un paseo por la playa, que es conocida por ser la que aparece en la película Carros de Fuego. No es la típica playa del Caribe, desde luego, pero no deja de ser un lugar perfecto para tomar algo y reponer fuerzas antes de emprender un largo viaje hacia Inverness, otra ciudad importante que está muy cerca del lago Ness.
Antes de eso, te recomiendo visitar el Glamis Castle, cerca de Forfar. Es un castillo de cuento de hadas que merece la pena ver por su belleza. Visitarlo cuesta entre 8 y 32 libras en función del tipo de visita que elijas (más o menos completa).
Ubicaciones exactas de St. Andrews y el Glamis Castle.
Quinto día: Inverness
Inverness no es una ciudad espectacular. Es una ciudad relativamente pequeña (unos 60.000 habitantes) y no demasiado turística. Quienes van allí lo hacen como paso previo a visitar el lago Ness, el famoso lago del monstruo que algunos dicen que todavía se encuentra sumergido en sus aguas.
Es la capital y la única ciudad del consejo de Highland. Es fría y tranquila, y como no podía ser de otra forma también está expuesta a los días lluviosos. No tardarás en acostumbrarte al mal tiempo y te sorprenderás al ver a los escoceses, que no suelen llevar paraguas a no ser que llueva mucho. A los guiris, en cambio, es muy fácil distinguirnos por el paraguas y por el chubasquero que llevamos puesto desde el primer día, hasta que al final decides ser un escocés más y vas a los sitios como si hiciera sol.
El río Ness es uno de los principales atractivos de Inverness, como también lo es el Castillo de Inverness, desde el que se pueden apreciar unas vistas preciosas del río y la parte que queda al otro lado. Justo enfrente del castillo, por si te entra hambre, debes saber que podrás visitar un bar typical spanish llamado «La Tortilla Asesina», aunque también hay otras opciones más conocidas como un McDonald’s al que tengo que reconocer que acudí en busca de WiFi con la misma desesperación que un mosquito busca sangre por la noche.
Visitar el lago Ness es obligatorio antes de continuar con la ruta. Está a una media hora en coche y merece la pena. Al llegar allí lo más normal es que te fijes en el agua para buscar a Nessie, pero si no tienes suerte ese día no se asomará para saludarte. En cualquier caso, para no creer que has perdido el día por pensar que serías uno de los pocos privilegiados que dicen que lo ha visto, puedes subirte a la embarcación que te lleva a dar un paseo.
La empresa que lo gestiona se llama Jacobite y te piden 13 libras por completar el recorrido y ver el Castillo Urqhart desde el barco. Si quieres visitar ese castillo debes pagar 19,50 libras y si quieres ir hasta el centro de información del Lago Ness debes pagar 30 libras. Mientras estás viajando suena música de fondo y también se escuchan una serie de datos sobre el lago, como que es el más profundo de Escocia. La zona más profunda llega hasta los 226 metros.
Ubicaciones exactas de Inverness y el lago Ness.
Sexto día: Eilean Donan
La penúltima parada de nuestro viaje nos lleva al castillo por excelencia, al que suele aparecer en la mayoría de fotos cuando en Google Imágenes escribimos la palabra «castillo». Es el Eilean Donan, y tengo que decir que no es el que más me gustó. Ese privilegio le corresponde al Glamis Castle, una parada obligada después de visitar St. Andrews.
Lo mejor de todo es el recorrido que hay hasta llegar al Eilean Donan. No son las mejores carreteras del mundo en lo que a seguridad se refiere, pero tampoco hay que sufrir por nada si la climatología acompaña. Pasas entre montañas y lagos y disfrutas de un paisaje que es el que te invita a volver a Escocia. A mí personalmente es lo que más me gustó.
Es una hora y media de viaje hasta llegar al castillo que se alza sobre una pequeña isla a un lado del lago Duich. Se empezó a construir en 1220 por orden de Alejandro II de Escocia y fue utilizado para defenderse de las incursiones vikingas. Una expedición española llegó a ocuparlo en 1719, pero los británicos bombardearon la fortaleza un mes después de su ocupación.
Desde entonces estuvo destruido, pero John MacRae-Gilstrap se encargó de su restauración entre 1912 y 1932. A día de hoy es uno de los principales atractivos de Escocia, y un enclave perfecto para el rodaje de películas como Los Inmortales (1986), Lago Ness (1995), Braveheart (1995), El mundo nunca es suficiente (1999) y La boda de mi novia (2008).
Debes saber que solo está abierto del 1 de febrero al 31 de diciembre desde las 10 de la mañana hasta las 6 de la tarde. Cuesta 6,50 libras (5,50 libras los estudiantes y los jubilados), o 16 libras si vais dos adultos y tres niños de entre 5 y 15 años. Si sois un grupo de al menos 12 personas pagaréis 5,50 libras por cabeza.
Ubicación exacta del Eilean Donan.
Séptimo día: Fort William
Antes de volver a Glasgow para coger el avión de vuelta debes visitar Fort William, sobre todo si eres fan de los libros y películas de Harry Potter. Está a una hora y media de coche y te permitirá contemplar uno de los paisajes más bonitos del país. Tendrás unas vistas increíbles de la vía del tren que apareció en una de las películas del famoso mago, pero también tendrás un lago a tus pies rodeado de montañas. Es el que puedes ver en la primera imagen que sirve para ilustrar este artículo.
Si quieres, también puedes hacer el trayecto en tren, en cuyo caso deberás reservar un asiento de primera o segunda categoría. Los de segunda son los de la película, por si quieres sentirte como Harry Potter. Puedes comprar tu billete por anticipado (llamando por teléfono o por Internet), o bien hacerlo el mismo día en el andén.
Para terminar, de camino a Glasgow, te recomiendo hacer una parada en Glencoe para estirar las piernas (está a escasos minutos de Fort William) Cuatro fotos observando un precioso lago que puedes tocar y listo para seguir. El lago que digo es el que se puede ver en una de las imágenes de la galería en la que aparecen varias barcas. La tomé a un metro del agua.
Lo único que considero que me faltó por ver por la falta de tiempo es la isla de Skye, que debe ser como estar en otro planeta.
Ubicaciones exactas de Fort William, Glencoe y la isla de Skye.
Información sobre el itinerario completo
Enlace: Itinerario completo
Tiempo total en coche: 12 horas y 55 minutos
Peajes: Ninguno
Combustible: 90 libras aproximadamente