París está llena de rincones que merce la pena conocer. Barrios señoriales, plazas monumentales o calles estrechas y recoletas. Uno de mis lugares favoritos en la Ciudad de la Luz es Montmartre. Cuando uno pasea por sus dominios, le parece que, de un momento a otro, se va a topar con Picasso, Van Gogh o Toulouse Lautrec, de tanto como se respira el arte y la pintura en este especialísimo barrio parisino.
En tu visita a París, has de hacer un hueco para visitar Montmartre. Tal vez no te descubra nada nuevo, puesto que seguro que ya lo habías pensado, pero este post puede servir para confirmarte en tu decisión y dejarte claro lo que no te puedes perder.
Arte, pintura y música
Para comenzar la visita has de subir hasta el Sacré-Coeur, la célebre basílica blanca, con su característica cúpula, que fue edificada en el punto más elevado de la ciudad para homenajear a los soldados franceses muertos en la guerra franco-prusiana (1870-1871). Lo mejor será que madrugues un poco, ya que es uno de los puntos más visitados por los turistas. Y no es extraño, pues desde su mirador se pueden contemplar algunas de las vistas más impresionantes de la Ciudad del Amor.
Muy cerca está la Place du Tertre, esencia pura del barrio de Montmartre. En ella encontrarás a numerosos pintores y artistas dispuestos a hacerte un retrato. Esta plaza hierve de actividad por el día y por la noche, aunque con ambientes ligeramente diferentes. Si puedes, visítala en ambos momentos.
Si te apetece un poco de cultura, puedes visitar el Museo de Montmartre en el que descubrirás la historia del lugar desde el siglo XII hasta la actualidad. También el cementerio es un lugar interesante, y un buen sitio para huir del bullicio, ya que suele estar tranquilo. Allí podrás visitar la tumba del gran músico Hector Berlioz, del escritor Alejandro Dumas o del director de cine François Truffaut.
Para terminar el día, puedes reservar una mesa en el mítico Moulin Rouge, para cenar y disfrutar de un espectáculo que no olvidarás.