La cultura china es diametralmente opuesta a la occidental, por lo que, si estás pensando en visitar ese gran país, tendrás que prepararte para enfrentarte a personas con costumbres y usos probablemente muy diferentes a los tuyos. Lejos de ser un impedimento, eso le dará a tu viaje un encanto especial.
Y es que uno de los mayores placeres de viajar es, sin duda, conocer otras gentes, otras culturas y también otras costumbres que no se parezcan a las nuestras. Eso, en China, lo tienes asegurado.
Cuidado con el contacto físico
Para empezar, debes tener en cuenta que los chinos son personas muy reservadas, a las que les cuesta mucho dar a conocer detalles de su vida privada. Eso choca a veces con nuestro carácter mediterráneo y abierto. Sin embargo, este matiz introvertido que tienen los chinos no quiere significa que no sean hospitalarios. Más bien, les cuesta mostrar sus sentimientos.
Nunca se besan en la mejilla para saludarse, ni siquiera entre mujeres, así que no se te ocurra hacerlo cuando te presenten a alguien. Una leve inclinación de la cabeza es lo más correcto. No les gusta tocarse, y no lo hacen entre desconocidos.
Si alguna vez te ofrecen un regalo, lo harán con las dos manos. Y tú debes recogerlo igual, con las dos manos, aunque sea muy pequeño. De lo contrario, ofenderás a la otra persona. Tampoco has de abrir el regalo delante de quien te lo ha dado. Espera a estar a solas.
Con los palillos… no se juega
A la hora de comer, las diferencias entre culturas se acentúan aún más. Si te decides a comer con palillos, como ellos, nunca los claves en la comida, pues es una tremenda falta de cortesía. No examines el contenido del plato con ellos. Come seguro, acercando la cabeza a los palillos, y no al revés (así lo hacen ellos). Cuando termines, deja los palillos junto al plato, sobre el mantel.