Recientemente estuve echando un vistazo a un artículo de hace tiempo publicado en Vuela Viajes: Norilsk, la peor ciudad para vivir. Me quedé francamente sobrecogida con lo que este lugar ofrece bajo su poco honorífico título: contaminación extrema, lluvia ácida, un frío infrahumano, una luz gris y mortecina… La verdad es que no pude menos que compadecer a los habitantes de Norilsk.
Sin embargo, la lectura de este texto me llevó a investigar qué ha sucedido con la ciudad en los últimos tiempos; y la verdad, sin ser un paraíso ni un lugar en el que me gustaría vivir, lo cierto es que no es tan fiero el león como lo pintan. Norilsk va adelante con proyectos de futuro para mejorar sus condiciones de vida, y curiosamente es un lugar donde la gente sufre mucho menos de depresión que en otras capitales rusas…
Grados y grados bajo cero…
Norilsk se encuentra a unos tres mil kilómetros de Moscú, y la ruta se salva en unas cuatro horas gracias a las líneas aéreas locales Nord Star. Lo que sí es cierto es que las temperaturas de este lugar son realmente impresionantes: en noviembre rondan los 28 grados bajo cero… Algo que no amilana a sus habitantes. En diciembre del año 2012, un periodista ruso acudió a Norilsk para ver y conocer cómo se vivía en “la peor ciudad del mundo”, y se llevó la grata sorpresa de encontrarse a unos ciudadanos contentos de sus condiciones de vida.
El problema de la polución
Uno de los aspectos más desagradables de Norilsk son sin duda sus fábricas, especialmente las de la compañía MMC Norilsk Nickel. Si bien esta ciudad no es aún la más contaminada de Rusia lleva buen camino para serlo… Así que para el año 2019 se ha establecido un proyecto (con un precio de miles de millones de dólares) que servirá para reducir en unas 4,5 partes los vertidos de dióxido de azufre a la atmósfera. Resulta curioso constatar que, si bien la calidad del aire de esta ciudad es bastante mala, no ocurre así con el agua, que se considera casi la mejor del país.
Cada semana, arguishim
Pero si algo caracteriza a los habitantes de Norilsk es sin duda su alegría. Lejos de sufrir unos niveles de depresión similares a los del resto de los rusos (de los más altos del planeta), a ellos les gusta divertirse. La palabra clave para ellos es arguishim, un concepto relacionado con la pesca y los viajes interesantes. Son eventos que se celebran todas las semanas para divertirse, siendo el más importante de ellos el gran arguish, una fiesta que celebra el comienzo de la “gran noche polar”. Sin duda, Norilsk es una ciudad fría… ¡Pero sus habitantes tienen espíritu y corazón caliente!