Después de leer este artículo llegarás a la misma conclusión que yo: no somos conscientes de lo bonito que es Portugal. Estamos acostumbrados a escuchar que Oporto vale la pena y Lisboa es una ciudad preciosa, pero no tenemos ni idea de la cantidad de pueblos que son capaces de sorprendernos.
Para que puedas programar una ruta que vaya más allá de las grandes ciudades, te recomiendo tomar nota de lo que te cuento a continuación, ya que vas a conocer 7 pueblos con mucho encanto que deberían estar marcados en rojo de cara a tu próxima visita a Portugal.
Évora
La capital de la región del Alentejo es algo más que un pueblo, ya que supera los 50.000 habitantes. Sin embargo, cuando lo visitas no tienes la sensación de estar en una ciudad. Tal vez sea por su catedral y por las casas encaladas que la rodean, pero también es probable que la culpa la tenga el Templo Romano de Évora (también conocido como Templo de Diana), una joya de la arquitectura de la Antigua Roma. De hecho, hasta los árabes quisieron dejar huella y lo lograron.
Aveiro
La Venecia portuguesa es un lugar romántico que se define a sí misma como un pueblo pesquero y pintoresco cuyos edificios son una combinación del más refinado estilo art nouveau y la arquitectura más modesta. En el siglo X esos edificios estaban bañados por el océano Atlántico, cosa que ahora no sucede gracias a un campo de dunas que pone tierra de por medio.
Ericeira
Está a solo 50 kilómetros de Lisboa y es un pueblo pesquero que hay que visitar sí o sí cuando uno se aloja en la capital portuguesa. En sus calles no se respira el alboroto de una gran ciuad, sino más bien todo lo contrario. Por eso muchos lisboetas aprovechan el buen tiempo para disfrutar de Ericeira y sus playas, ya que es un destino vacacional fantástico.
Marvão
Marvão es un pueblo de poco más de 3.500 habitantes situado a solo seis kilómetros de la frontera con España. Está a 800 metros de altura respecto al nivel del mar, en la frondosa sierra de São Mamede. Desde allí uno puede contemplar unas vistas increíbles, al tiempo que es ideal para relajarse. Las casas del pueblo son blancas, empedradas y de estilo medieval, algo que se pone de manifiesto al ver las murallas que las protegen. Los balcones de las mismas son de hierro forjado y las ventanas son de estilo manuelino.
Batalha
Con unos 15.000 habitantes, Batalha es una localidad muy cercana a la costa que debe gran parte de su popularidad al monasterio de Santa María de la Victoria, una obra de arte que se construyó para agradecer el auxilio divino y para celebrar la victoria en la Batalla de Aljubarrota, en la que las tropas portuguesas comandadas por Juan I de Portugal derrotaron a los ingleses. Es de estilo gótico y tiene unas vidrieras alucinantes, así que te recomiendo llevar una tarjeta de memoria vacía para no perder la ocasión de fotografiarla desde todos los ángulos.
Santarém
Las casas coloridas son uno de los principales sellos distintivos de Santarém, donde nadie puede olvidar que hay un castillo defensivo que sigue en pie por lo que pueda pasar. Se la conoce como la capital del gótico en Portugal, aunque en sus calles hay espacio para otros estilos, como por ejemplo el que transmiten los azulejos que se dejan ver en algunas casas.
Monsaraz
Monsaraz es un pequeño pueblo que no llega a los 1.000 habitantes. Está bastante cerca de la frontera que separa Portugal y España, rodeado por murallas y con un campanario que parece darte la bienvenida. Es una villa medieval con un bonito lago, con unas vistas que quitan el hipo y con unas calles estrechas por las que querrás perderte. Todo ello sin olvidar sus dos iglesias: Igreja de Nª Srª da Lagoa y Igreja da Misericórdia.
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